En apenas ocho fechas del Clausura, Unión protagonizó una transformación sorprendente. De estar con la soga al cuello en la lucha por no descender, el Tatengue ahora se sienta en la cima de la Zona A, consolidando una racha que lo ilusiona incluso con pelear por un lugar en las copas internacionales.

El cambio es notable: con Leonardo Madelón al mando, el equipo superó la irregularidad que lo dejó al borde del descenso en el Apertura y logró tres victorias consecutivas como visitante, algo que no conseguía desde hace 25 años en Primera División. Los resultados no solo acercaron puntos en la tabla anual, sino que también le dieron confianza para soñar en grande.

El rendimiento del equipo también acompaña las estadísticas: en ocho partidos del Clausura, Unión sumó 15 puntos, superando por uno lo que había conseguido en todo el Apertura. Además, anotó 13 goles y recibió solo seis, mostrando solidez defensiva y contundencia ofensiva.

Hoy, el Tatengue lidera la Zona A junto a Barracas Central y se ubica a apenas siete puntos del último que clasificaría a la Copa Sudamericana, un panorama impensado hace apenas dos meses. Con este envión, la ilusión por pelear más arriba no solo es un deseo, sino una posibilidad concreta que motiva a jugadores, cuerpo técnico e hinchas.