Cuando Leonardo Madelón regresó a Unión, el equipo atravesaba un momento complicado: últimos puestos en la Zona A del Apertura y una sensación de fragilidad que preocupaba a socios, hinchas y dirigentes. Hoy, tras su vuelta, la historia cambió por completo.

En 14 partidos desde su regreso, Madelón consiguió cuatro triunfos, seis empates y tres derrotas, con seis vallas invictas, 15 goles a favor y 10 en contra. La mejora se refleja también en la competencia de liga: en nueve encuentros, el Tatengue sumó cuatro victorias, cuatro empates y una sola derrota, anotando 14 goles y recibiendo apenas 7.

Además del torneo local, el entrenador condujo al equipo a la segunda ronda de la Copa Argentina, donde superó a Rosario Central en los penales tras empatar 0-0 y luego cayó frente a River, también por penales. Estos resultados muestran un equipo capaz de competir con rivales de alto nivel, manteniendo orden defensivo y claridad en la ofensiva.

Más allá de los números, Madelón logró algo que parecía difícil: devolver confianza y seguridad a un plantel que parecía al borde de la zona de descenso. Sus jugadores muestran un estilo más equilibrado, sólido en defensa y efectivo en ataque, lo que le permitió a Unión alejarse de los puestos de riesgo y acercarse a los objetivos de la temporada.

El liderazgo de Madelón se refleja tanto dentro como fuera de la cancha: su presencia aportó dirección y calma en un club que venía de atravesar meses turbulentos, mostrando que incluso en momentos de crisis, un equipo puede encontrar su rumbo con un proyecto claro y una conducción firme.

Con la regularidad y los resultados a su favor, Unión ahora mira hacia adelante: la permanencia asegurada, aspiraciones de clasificar a copas internacionales y la certeza de que Madelón puede ser el motor de una etapa más estable y ambiciosa para el club.