San Lorenzo cerró la temporada pasada con un récord de 17-21, lejos de la reclasificación pero sin compromisos serios con el descenso. Fue un año de contrastes: arrancó con el impulso de haber alcanzado la final de la Liga Sudamericana, donde cayó frente a Nacional de Uruguay, pero luego las dificultades financieras provocaron un quiebre. La salida de piezas importantes como Sebastián Lugo y Federico Grun, sumadas al final del ciclo de Leo Costa como entrenador, marcaron el cierre de una campaña irregular. Junto al coach, también se marcharon Gastón Córdoba e Iván Basualdo, ambos a Peñarol.

El panorama institucional, sin embargo, dio señales de recuperación. En un comunicado oficial, el club anunció que saldó sus deudas locales e internacionales, presentando el libre deuda en la AdC y saliendo del BAT de FIBA, instancia en la que figuraba desde 2021. “Por segundo año consecutivo, el Ciclón fue uno de los primeros clubes de la Liga en saldar sus deudas…”, destacó el escrito, confirmando así la continuidad en la Liga Nacional y un respiro económico que parecía impensado hace un par de temporadas.

En este nuevo contexto, Sebastián Burtín fue oficializado como entrenador principal. Con 38 años, el DT llega tras dos temporadas como asistente en el club y con experiencia previa en equipos como Echagüe, Ciudad, Atlético Pilar y Lanús. Se trata de una apuesta de continuidad y conocimiento interno, que busca estabilidad tras años de turbulencias.

En cuanto al plantel, San Lorenzo apostó fuerte por la juventud: apenas cinco jugadores superan los 25 años. Lucas Pérez y Selem Safar renovaron y serán las voces de mando, al tiempo que Leandro Cerminato, campeón con el club, regresa para aportar experiencia. A ellos se suman incorporaciones  de internos U23 con proyección como Ignacio Bednarek (a préstamo) y Tomás Nally, más las renovaciones de Lucas Latorre y Facundo Rutenberg. El Ciclón encara la 2025/26 con un equipo de proyección, donde el rodaje será clave para medir sus verdaderas posibilidades competitivas.