Julio Schaller pedalea la Ruta 40 para contar su historia de vida

Con 63 años y tras superar un grave problema de salud, Julio Schaller, oriundo de Cayastá, emprendió su quinto viaje en bicicleta: recorrer la mítica Ruta 40 desde La Quiaca hasta Ushuaia. Lo hace en soledad, con tiempo, y con un propósito claro: inspirar con su ejemplo.

Julio Schaller tiene 63 años, es de Cayastá, y esta semana comenzó su travesía más ambiciosa: recorrer la Ruta 40 completa, desde La Quiaca hasta Cabo Vírgenes, en bicicleta. No es un viaje más. Es el resultado de una transformación personal que nació del límite, de una advertencia médica, y de una decisión que le cambió la vida.

“Empecé con un problema de salud muy grave, donde, bueno, después la vida dio, el universo, llamale como quieras, me dio una oportunidad”, contó en diálogo con LT10. Fue entonces cuando habló con sus médicos y decidió cambiar su estilo de vida. “Cambié mi alimentación, mi estilo de vida, todo... Obvio que cigarrillo y todo lo demás”, agregó.

La bicicleta llegó a su vida como una receta médica. “Mi médico, que es el doctor Calvo, que es traumatólogo, él me receta, o sea, me dice: ‘mirá, o bici o natación’. Y en natación nosotros no tenemos piletas climatizadas... Así que empecé con la bici”, recordó.

Este viaje no es el primero, pero sí el más largo y simbólico. “Es mi quinto viaje en bicicleta... vine a fin del año pasado de Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina. Pero siempre me quedaba pendiente: la mítica tiene que ser la 40”, expresó. La Ruta Nacional 40, con más de 5.000 km de extensión, es una de las rutas más emblemáticas y exigentes del país. “Es dura... es una de las rutas más altas del mundo. Son 11 provincias, 5.150 kilómetros”, describió.

Julio viaja solo. Siempre lo hizo así. Tiene seguimiento satelital por seguridad, pero pedalea en solitario, a su ritmo. “No tengo tiempo. Ese es mi estilo. Hay gente que tiene tiempos por razones de trabajo o por metas que se ponen ellos. Yo no, yo voy con todo el tiempo del mundo. La idea es disfrutar”, explicó.

Durante el viaje, además de pedalear, da charlas. “Voy dando charlas sobre algunas adicciones, como el cigarrillo. Me toca parar en iglesias, y también damos charlas a los jóvenes”, contó. Para él, cada kilómetro es una oportunidad para sembrar un mensaje: “Que si querés, se puede. No pongas excusas. Si querés, se puede”, repite.

Su cuenta de Instagram, @siempreselogra, refleja ese mismo espíritu. “La puse casualmente por eso, porque yo creo que si te ponés, las cosas se cumplen”, dice convencido.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Además de dejar su historia, Julio quiere dejar algo más tangible en su paso. En cada pueblo deja semillas de timbó, árbol emblemático de la región costera santafesina. “El timbó guarda una leyenda de amor y unión. Para mí representa lo mismo: sembrar esperanza, tender puentes, recordar que el tiempo no se mide en kilómetros, sino en lo que dejamos crecer”, escribió.

No busca récords ni marcas. Busca dejar huella. “Es algo personal. Son desafíos que uno se pone... En la vida no tenemos que poner excusas. Todo lo que vos te enfoqués, todo pasa, todo llega”, dijo.

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