Unión atraviesa un momento complicado en el Torneo Clausura, donde los resultados recientes reflejan más que un bajón aislado: muestran una tendencia negativa que preocupa al cuerpo técnico y a los hinchas. El equipo apenas sumó dos puntos de los últimos 12 disputados, producto de dos empates y dos derrotas consecutivas, y la estadística más llamativa está vinculada a su rendimiento en Santa Fe.

El 15 de Abril, escenario que históricamente le dio alegrías, se convirtió en un terreno donde el Rojiblanco no logra imponer su juego. En lo que va del torneo, Unión ganó solamente un encuentro como local, en la primera fecha, cuando superó por 1-0 a Estudiantes. Desde entonces, los partidos en casa dejaron un sabor amargo: empates sin goles ante Tigre, 1-1 frente a Huracán, 2-2 con Independiente Rivadavia, y la última caída ante Aldosivi por 2-1.

En números, el Tate disputó cinco encuentros en su estadio, cosechando un triunfo, tres empates y una derrota, sumando seis puntos sobre 15 posibles. Esto se traduce en una efectividad del 40%, con una diferencia de gol negativa de -1. Una estadística que contrasta con su rendimiento fuera de casa, donde obtuvo 11 puntos sobre 21, alcanzando un 52% de efectividad.

La poca eficacia como local empieza a pesar en la tabla y condiciona la posibilidad de Unión de pelear por puestos de privilegio en la fase regular. La incapacidad de sostener victorias en el 15 de Abril obliga al equipo de Leonardo Madelón a replantear estrategias ofensivas y defensivas, y a buscar soluciones que le permitan recuperar la fortaleza de su estadio, un factor que históricamente fue clave para el rendimiento del club.

Si Unión quiere revertir esta tendencia, el desafío pasa por convertir la localía en un valor seguro, que acompañe el rendimiento de visitante y le permita aspirar a objetivos más altos en lo que queda del Clausura. La racha negativa en Santa Fe no es solo un número: es una alerta para el equipo, que necesita volver a hacer del 15 de Abril un lugar donde sumar y sumar de a tres.