Deportivo Madryn dio un paso gigantesco hacia el sueño del ascenso. En el Abel Sastre, el Aurinegro venció 1-0 a Deportivo Morón y se clasificó a la final del Reducido de la Primera Nacional, donde lo espera Estudiantes de Río Cuarto. Una victoria trabajada, áspera y cargada de adrenalina, como suelen ser las que definen un destino deportivo.

El gol llegó en el primer tiempo, cuando Santiago Postel se elevó más que todos en el área y conectó un cabezazo perfecto, imposible para el arquero. Ese tanto, que desató la euforia local, terminó siendo el golpe clave de un partido que, desde entonces, se jugó al ritmo de la tensión y del nerviosismo.

Morón no solo tuvo que remar contra el resultado, sino también contra la expulsión de Joaquín Livera, quien vio la roja por un codazo durísimo que dejó a su equipo con un hombre menos en plena búsqueda del empate. Con diez y obligado a arriesgar, el Gallito fue más empuje que juego, pero nunca encontró claridad ante un Madryn que se defendió con aplomo.

El final estuvo lejos de traer calma. Apenas el árbitro marcó el cierre, se desataron serios incidentes entre jugadores de ambos equipos, obligando a la intervención policial para separar a los protagonistas en medio de un clima crispado que empañó la clasificación.

Más allá de las polémicas, de las patadas y del cierre caliente, la noche terminó siendo histórica para Madryn. El equipo chubutense está a un solo partido de alcanzar por primera vez la Primera División. El último obstáculo será Estudiantes de Río Cuarto, en una final que promete emociones fuertes y que puede cambiar para siempre la vida del club patagónico.