Cáncer de vías biliares: primer registro epidemiológico

Es la investigación nacional más extensa realizada hasta el momento. Se relevaron más de 900 casos, durante 10 años, en 20 centros oncológicos. Regiones con mayor mortalidad y riesgo de la consulta tardía.

Una investigación de diez años realizada por el Inter grupo Latinoamericano de Oncología Gastrointestinal (ILOGI), con el apoyo de AstraZeneca, reveló los desafíos que plantean los tumores de las vías biliares en Argentina. En particular, el cáncer de vesícula biliar, que registra una tasa de mortalidad elevada en el noroeste y suroeste argentino. Según los especialistas, la implementación de medidas sanitarias de prevención y diagnóstico precoz, podrían mejorar las posibilidades para los pacientes y revertir esta situación.

¿Qué es el cáncer de vías biliares?

Es un grupo heterogéneo de tumores que se diferencian según la zona de origen en el sistema biliar. El colangiocarcinoma, por ejemplo, se forma en los conductos biliares que transportan la bilis desde el hígado hasta el intestino delgado (puede distinguirse entre intrahepático, si se localiza dentro del hígado, o extrahepático, si lo hace fuera de este órgano); mientras que el cáncer de vesícula biliar se origina en la propia vesícula, que es la encargada de almacenar la bilis producida por el hígado para digerir los alimentos.

A nivel mundial, estos tumores son poco frecuentes –salvo en regiones endémicas–, pero su incidencia está en aumento. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el año 2040 se estima un incremento de la incidencia mundial mayor al 75%. El diagnóstico suele ser tardío y se asocia a una elevada letalidad: cada año se registran más de 165 mil nuevos casos y más de 130 mil muertes en todo el mundo (1800 en Argentina).

El estudio

Con el objetivo de comprender mejor las características y el comportamiento de estos tumores en Argentina, el Intergrupo Latinoamericano de Oncología Gastrointestinal (ILOGI), con el apoyo de la biofarmacéutica AstraZeneca, realizó un estudio exhaustivo durante diez años de más de 900 casos de pacientes de cáncer de vías biliares (CVB). 

Si bien no se trata de un registro poblacional, sino de base institucional, los hallazgos de ILOGI permiten empezar a conocer la epidemiología local.

Los datos provenientes de 20 centros oncológicos de referencia nacional –públicos y privados– permitieron construir el Registro Epidemiológico Argentino de Pacientes con Cáncer Biliar: la investigación más extensa sobre el tema realizada hasta ahora, en el país.

“Queríamos identificar factores de riesgo, en qué estadio se diagnostican estos tipos de cáncer y cómo es la evolución de los pacientes para conocer nuestra epidemiología. Descubrimos que, entre los casos estudiados, el cáncer de vesícula biliar era el tumor digestivo más frecuente, con una tasa de mortalidad especialmente alta en el noroeste y el suroeste del país. En cambio, el colangiocarcinoma predomina en las regiones centro y este", explicó el jefe de Oncología en Centro de Diagnóstico, Investigación y Tratamiento (CeDIT) de Salta, y Miembro de la Comisión Directiva de ILOGI, Gerardo Arroyo.

Los hallazgos

De los 928 casos evaluados, 577 resultaron ser pacientes de cáncer de vesícula biliar, 184 colangiocarcinoma extrahepático y 167 colangiocarcinoma intrahepático. El primer grupo refleja la alta incidencia del cáncer de vesícula biliar en el norte argentino, ya que la mayoría de los pacientes provenían de centros sanitarios de las provincias de Salta, Jujuy y Tucumán.

Además, se observó que en el 53% de los casos registrados de cáncer de vesícula biliar y en el 20% de colangiocarcinoma, la litiasis o cálculos biliares –la conocida formación de “piedritas” en la vesícula– era la causa más común, asociada al desarrollo de estos tumores.

En cuanto a la distribución por género, se identificó que el colangiocarcinoma –independientemente de su tipo, intra o extrahepático– se presenta con una incidencia similar en hombres y mujeres, mientras que el cáncer de vesícula biliar afecta con mucha mayor frecuencia a las mujeres. En las provincias de Salta y Jujuy, es la tercera causa de muerte por cáncer en la población femenina.

“El grupo más vulnerable está compuesto por mujeres del norte del país que desarrollan cáncer de vesícula biliar y son diagnosticadas en etapas avanzadas” explicó Carolina Ituarte, médica especialista en Oncología en la Clínica Nuestra Señora del Rosario y el Hospital San Roque de Jujuy, y miembro de la Comisión Directiva de ILOGI, y agregó: “El 80% de la población del norte argentino presenta litiasis en algún momento de su vida. Estas piedras se forman por un mal funcionamiento de la vía biliar y se acumulan dentro de la vesícula biliar, aumentando el riesgo de cáncer. Por eso, es recomendable que se implementen estrategias de prevención y diagnóstico temprano en las regiones de mayor incidencia”.

Otro dato llamativo es la presencia de antecedentes familiares: el 80% de los pacientes con cáncer biliar menciona tener al menos un familiar directo (padre, madre o hijo) con cáncer. Este antecedente familiar sugiere la posible existencia de un componente genético. 

Controles y detección

Los síntomas predominantes referidos entre los pacientes del Registro de cáncer biliar fueron dolor abdominal recurrente, especialmente en la parte superior derecha del abdomen, justo debajo de las costillas; pérdida de peso sin razón aparente; ictericia (la piel y ojos amarillentos causados por acumulación excesiva de la bilirrubina en la sangre); náuseas; debilidad; orina oscura; así como masa palpable o distensión abdominal. 

“Ante un dolor abdominal, la mayoría de las personas toman un calmante. Sin embargo, si el dolor persiste, es importante realizar una consulta médica” explicó Ituarte. “Para poder lograr un diagnóstico temprano del cáncer biliar, llegar a la consulta lo antes posible es fundamental. Todo síntoma –dolor, distensión abdominal, por ejemplo– que persista, es decir, que no se resuelve en un período habitual –una semana–, merece una consulta médica. Aunque el síntoma sea leve, lo que aumenta el riesgo es la persistencia del síntoma. En función de eso, el médico va a decidir qué estudios realizará” añadió Arroyo. 

Acciones a seguir

Cuando los médicos sospechan la posibilidad de alguno de estos tumores, pueden sugerir la realización de diversas pruebas y estudios para el diagnóstico. Entre ellos: 

* ecografía abdominal 
* tomografía
* resonancia magnética 
* colangiopancreatografía por resonancia magnética (CPRM. 
* análisis de función hepática y marcadores tumorale.  
* biopsia