La música popular no solo acompaña épocas y modas, también funciona como un espejo del clima social. Así lo plantea un estudio realizado por la Universidad de Viena, que analizó cómo fueron cambiando las letras de las canciones más escuchadas en Estados Unidos entre 1973 y 2023, y concluyó que, con el paso del tiempo, se volvieron más simples y con un tono cada vez más negativo.

La investigación examinó 20.186 canciones que integraron el ranking Billboard Hot 100, utilizando técnicas de Procesamiento de Lenguaje Natural para detectar variaciones en la complejidad y en la carga emocional de las letras. Según los resultados, en términos generales aumentó el uso de palabras vinculadas al estrés, la angustia y emociones negativas, una tendencia que los autores relacionan con el crecimiento de diagnósticos de depresión y ansiedad y con un clima cultural más cargado de negatividad en los medios y la ficción.

Sin embargo, el estudio no encontró una relación directa entre este viraje lírico y factores socioeconómicos como la evolución de la renta media de los hogares. En cambio, sí detectó comportamientos particulares en momentos de crisis colectiva: tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y durante el inicio de la pandemia, las canciones tendieron a ser más elaboradas y con menos términos asociados a la angustia. Para los investigadores, en esos contextos la música habría funcionado como una herramienta para “lidiar con el estrés colectivo”.

El trabajo también subraya que durante los confinamientos la elección musical respondió más a la búsqueda de regulación emocional y de escape que a una simple identificación con estados de ánimo negativos. De hecho, escuchar canciones alegres ayudó a mejorar el humor y a reducir el estrés en personas con niveles elevados de malestar crónico.

Entre otros datos, los autores destacan que desde 2016 se observa un repunte en la complejidad lírica, un fenómeno que aún no tiene una explicación definitiva. En ese sentido, el estudio propone abrir nuevas líneas de investigación para comprender por qué cambian las preferencias en las letras y reafirma el rol de la música como una herramienta clave para reflejar y moldear el ánimo colectivo a lo largo del tiempo.