En Alta Córdoba se vivió una tarde difícil de explicar para los locales. Unión arrasó con Instituto en el primer tiempo y lo derrotó con un contundente 4-0, dejando sentenciado el resultado antes de irse al descanso.
El inicio fue una ráfaga imposible de frenar para la Gloria. A los 8 minutos, Mauro Pittón abrió el camino. Tres minutos más tarde, Mauro Estigarribia amplió la diferencia y desató la sorpresa en las tribunas. El vendaval no se detuvo y a los 18 minutos, Mauricio Martínez puso el tercero. La superioridad rojiblanca era absoluta y quedó plasmada con el segundo tanto de Pittón a los 33 minutos, que transformó el primer tiempo en una verdadera exhibición.
Una estadística que golpea
Para Instituto, lo ocurrido entra en los libros de la historia, aunque por un motivo incómodo: nunca había recibido cuatro goles en una primera parte jugando de local en Primera División. El recuerdo más cercano a semejante caída se remonta a 1981, cuando Ferro le marcó tres tantos en el primer tiempo y lo goleó 7-3.
Unión y su tradición de goleadas tempranas
El Tatengue ya tiene antecedentes de partidos memorables con ráfagas de goles en pocos minutos. En 1999, en el Bosque platense, vapuleó a Gimnasia con un 5-0 en el primer tiempo, en una actuación que todavía hoy se recuerda en Santa Fe.
Y en 1976, el inolvidable Oscar Víctor Trossero firmó una página única al convertir cuatro goles en un mismo primer tiempo frente a San Martín de Mendoza.
Un antecedente entre los mismos protagonistas
El cruce de historias entre tatengues y cordobeses también guarda un recuerdo vibrante. El 18 de septiembre de 1993, en el Nacional B, Unión derrotó a Instituto por 4-3 en el estadio Juan Domingo Perón. Todos los goles rojiblancos llegaron en la primera mitad: Rufini, González, Favre y Andrada sacudieron la red antes del descanso.
Por el lado local, Leyva anotó un doblete y Sergio González, de penal, completó el marcador.
Una victoria que hace ruido
La contundencia de Unión en Córdoba no solo tiene peso en el presente de la competencia, sino que además se mete en los registros históricos de las grandes goleadas tempranas del fútbol argentino. Una ráfaga demoledora que confirma que el Tate sabe cómo escribir capítulos inolvidables.