A Racing le está costando muchísimo encarar el inicio del semestre. Tras la derrota 1-0 frente a Peñarol en Montevideo por la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores, el equipo de Gustavo Costas volvió a tropezar: cayó 2-1 en el Cilindro contra Tigre por el Torneo Clausura y no logra enderezar el rumbo. En este escenario, la Academia deposita todas sus esperanzas en la revancha contra los uruguayos, para la cual el cuerpo técnico tomó una medida drástica.
Desde la noche del domingo, el plantel quedará concentrado en Pilar y permanecerá allí hasta horas antes del choque decisivo del próximo martes a las 21.30 frente al Carbonero. Esta modalidad ya había sido utilizada en 2024, en la previa de un duelo ante Boca. En aquella ocasión, Racing venía de igualar 0-0 el clásico con Independiente, perder con Atlético Tucumán y luego venció 2-1 al Xeneize en Avellaneda.
Más allá de la difícil racha que atraviesa, los de Avellaneda confían en revertir la serie. El técnico entiende que cuenta con plantel para imponerse en el Cilindro, aunque deberá ajustar algunas piezas y proponer un plan de juego distinto al de la ida en Montevideo.
En la antesala de este duelo determinante, surgieron rumores que ponen en duda la continuidad de Costas si el equipo queda eliminado. Sin embargo, dentro del club la versión es muy diferente: la serie está abierta y la confianza en el entrenador sigue intacta. Costas sabe que Racing tiene con qué dar vuelta la historia y, de no conseguirlo, igualmente dispone del respaldo, la trayectoria y la convicción para seguir al mando.