La victoria de Unión ante Instituto en Alta Córdoba no solo dejó una goleada histórica en apenas 25 minutos, sino que también abrió un nuevo horizonte para el equipo de Leonardo Madelón. Lo que empezó como un objetivo modesto —asegurar la permanencia en la Zona B del Clausura— ahora invita a pensar en aspiraciones más ambiciosas.
Desde su retorno al club, Madelón logró que Unión recupere su ADN competitivo: un equipo sólido, compacto, agresivo y con capacidad de gol. Jugadores como Mauro Pittón, Mauricio Martínez, Mateo Del Blanco, Cristian Tarragona, Lautaro Vargas y Valentín Fascendini fueron determinantes para sostener esta transformación, mientras que la delantera muestra explosividad y efectividad tras un período de sequía goleadora.
Próximos desafíos y oportunidades
El calendario presenta retos clave. Primero, Huracán, rival directo en la lucha por los primeros puestos, recibirá al Tate en el 15 de Abril. Mantener la producción de puntos ante este tipo de adversarios permitirá a Madelón planificar la Copa Argentina con mayor libertad, buscando los cuartos de final y la chance de medirse con colosos como River y Racing.
Si Unión logra sostener parte del nivel mostrado en Alta Córdoba, la temporada puede tener un giro inesperado. No se trata solo de evitar el descenso: el equipo tiene las armas para pelear por los primeros lugares, consolidar su identidad futbolística y volver a ilusionar a la afición con un rendimiento sostenido.
Lo que hace más esperanzador a Unión es que aún no parece haber alcanzado su límite. La solidez defensiva, el dominio del mediocampo y la efectividad ofensiva mostrada contra Instituto sugieren que el Tate puede aspirar a más, manteniendo el estilo agresivo y compacto que caracteriza a Madelón.
En conclusión, Unión arrancó la temporada pensando solo en la permanencia, pero hoy tiene razones para soñar en grande, con una hoja de ruta que combina solidez, confianza y ambición en el tramo final del Clausura y en la Copa Argentina.