La venta de anteojos graduados y lentes de sol en supermercados, ferias y otros comercios no especializados encendió una señal de alarma entre los profesionales de la salud visual. Desde el sector advierten que la elección de lentes sin control médico previo no solo puede resultar ineficaz, sino también peligrosa para la vista.
El principal riesgo, explican los profesionales, no radica únicamente en la graduación incorrecta, sino en la falta de controles oftalmológicos que permitan detectar patologías que muchas veces no presentan síntomas. En una consulta de rutina, además de la receta del lente, se evalúan parámetros clave como la presión ocular, fundamental para prevenir daños irreversibles.
“Generalmente, los materiales que se utilizan para esos lentes no son los adecuados”, explicó Gonzalo Casabianca. Aclaró que el problema afecta tanto a los lentes pregraduados —“que son generalmente los que comprás con graduación +2 o +3, para la presbicia”—, como a los lentes de sol.
El profesional señaló que “el mayor problema que trae esto es que, cuando alguien necesita un lente, lo ideal es primero ir al médico. Porque en base a eso también se buscan otras cosas que pueden estar pasando en el ojo”. Agregó que en una consulta común “generalmente se toma la presión ocular”, ya que muchas patologías “no dan síntomas” y se detectan en ese momento.
Sobre la frecuencia de los controles, Casabianca indicó: “Si es un paciente sano, que no tiene ningún problema, una vez al año o cada año y medio es lo correcto”. Remarcó, además, que los controles deben comenzar desde edades tempranas: “Hoy desde los chiquitos, prácticamente después del nacimiento, ya se están haciendo controles de rutina”.
Consultado sobre la compra de anteojos sin receta, fue contundente: “Lo apropiado sería no ir al supermercado, sino ir a un oftalmólogo para que te diga la dioptría que tenés”. En ese sentido, explicó que después de los 40 años “empieza el problema de cerca, que se llama presbicia”, y es cuando muchas personas recurren a los llamados lentes descartables.
También advirtió sobre los riesgos de los lentes de sol adquiridos fuera de lugares habilitados: “Es muy peligroso comprarlos, porque un lente de sol no sirve solo por ser oscuro, sino porque debe tener la protección ultravioleta”.
Casabianca subrayó que “el único lugar que está habilitado para el expendio del lente, sea graduado o de sol, son las ópticas habilitadas”, donde trabajan ópticos encargados de reproducir en el lente “lo que nosotros como médicos generamos en la prescripción”.
Finalmente, alertó sobre el riesgo de “enmascarar otros problemas”, como las cataratas, al cambiar lentes sin consulta médica: “Uno se cree que cambiando el lente es mejor, pero está enmascarando otro problema. Si no hacés una consulta no te das cuenta hasta que estás muy avanzado y no es bueno”.