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Jueves 27 de Noviembre de 2014 - 16:51 hs

Hay autores que viajan a Guadalajara en avión y otros, en los libros

La Cancillería asegura que estarán a la venta títulos de los escritores excluidos de la comitiva de la FIL

La Feria del Libro de Guadalajara (FIL) es la mejor vidriera literaria latinoamericana de cara al mundo y la XXVIII edición de este encuentro -organizado por la prestigiosa universidad de esa ciudad mexicana- que comienza pasado mañana, es la segunda que tiene a la Argentina como país invitado de honor. La ocasión anterior fue hace 17 años y, entre otras cosas, viene al caso recordarla porque Tomás Eloy Martínez no había sido invitado en la delegación oficial de escritores confeccionada por la entonces cancillería de Guido Di Tella. Martínez se refirió a que había "un elenco estable del Gobierno" y, en respuesta, algunas prestigiosas figuras de las letras se hicieron eco de la protesta.

Con el encendido antecedente de comienzos de este año en el Salón del Libro de París, que anotó a Martín Caparrós, Beatriz Sarlo, Santiago Kovadloff y Jorge Asís, entre otros reconocidos autores argentinos, en un margen de la lista de la comitiva oficial que envió nuestro país -también allí invitado de honor-, al grupo de 55 escritores que está ahora haciendo las valijas para ir a México se le cuestiona lo mismo: sus ausencias. Las mismas ausencias. Y las mismas presencias (sin objetar por ello el valor de las obras, más vanguardistas o más populares, de quienes viajan). La cuestión es que, si detrás de estas ausencias y presencias están las críticas o las afinidades con el Gobierno kirchnerista, se estaría desoyendo, por ejemplo, aquello que advertía Juan Gelman, en plena Feria del Libro de Fráncfort, cuando se supo que Mario Vargas Llosa se había quedado con el Nobel: "El espacio que ocupan las ideas políticas en el talento de un escritor es muy pequeño, salvo excepciones".

Que "la excelencia literaria está mucho más allá de las ideologías" es una afirmación que la propia Magdalena Faillace, directora general de Asuntos Culturales de la Cancillería y principal responsable de la comitiva oficial en Guadalajara, hace durante una larga charla con LA NACION sobre los criterios con que armó esta delegación que, desde el minuto uno, califica como "plural". ¿En qué sentido, plural? "Se habló de que era una lista que podía excluir gente. Hubiera querido llevar a más, pero no tenemos recursos. El primer criterio fue la calidad literaria y la condición democrática de las personas que van, y con esto no me refiero exclusivamente a que sean de derecha, centro o izquierda, sino a que sean personas que no hayan hecho apologías de las dictaduras."

-¿Pluralidad de ideologías?

-De ideologías, de géneros, de estilos. De paisajes culturales. Hay escritores que son más regionales y otros que son más universales. Pero además montamos un stand editorial de la Cámara Argentina del Libro que tiene la mayor diversidad de la producción de estos autores y de otros que no están en la lista. Pedí especialmente que llevemos libros de los autores que no viajan. Y ahí están todos. Me cercioré personalmente de que incluyeran a los que se consideran excluidos: Caparrós, Jorge Asís, Sarlo, Tomás Abraham, Kovadloff, Marcelo Birmajer, Juan José Sebreli, Daniel Link. Eso es dar una imagen plural.

-Si hay lugar para unos 60 escritores en la delegación, ¿por qué no está ninguno de esta decena, digamos, que no fue a París?

-Los que cité son los que el diario LA NACION da como excluidos [la embajadora se refiere a la nota de Jorge Fernández Díaz publicada el 4 de julio], pero puedo mencionar a otros que no están en ese listado y que pedí que hubiera libros de ellos, como Antonio Dal Masetto o Federico Jeanmaire. Porque como no forman parte de la comitiva aquéllos, tampoco otras 40 personas. Hicimos un primer listado de cien que elevamos al canciller y nos pidió que quedaran 60.

Hace unos días, una autora argentina, de las grandes, se sorprendía frente a la nómina de viajeros: "A mí no me parece tendenciosa", observaba, y admitía en voz baja que aunque ella misma simpatiza con Cristina no lo ha hecho público y, sin embargo, su nombre esta escrito allí.

Finalmente, los escritores argentinos que viajan a Guadalajara en la delegación oficial serán 55 -por invitaciones personales, por intermedio de editoriales o por sus propios medios, claro, habrá varios más-. Las similitudes entre la nómina mexicana y la parisina son varias, pero hay que distinguir que la presencia local en aquel salón europeo de marzo -que casi seis meses después reclamó a la Argentina 400.000 euros adeudados, que el gobierno saldó ni bien se hizo público- estuvo a cargo de la entonces secretaría de Cultura del saliente Jorge Coscia, y no de la Cancillería. La propia directora de Asuntos Culturales admite que hubiera deseado que no coincidieran tanto, como tampoco le parece oportuno ser país invitado de honor en dos ferias diferentes el mismo año, porque casi indefectiblemente conduce a la repetición.

FEDERAL Y MULTIGENERACIONAL

En un punteo sobre los criterios que se tuvieron en cuenta para armar la propuesta de la Argentina en esta FIL, Faillace -con amplia trayectoria en la gestión cultural de diferentes gobiernos- enuncia, en primer lugar, los méritos literarios; luego, se reparó en que no fueran escritores exclusivamente de Buenos Aires (por una gama más federal, allí está Selva Almada), que se representara a todas las franjas generacionales (de Samantha Schweblin a Noé Jitrik) y los diferentes géneros (bien distintos son Laura Alcoba, Horacio González y Liliana Heker, por ejemplo). También se menciona el tácito mandato de incluir a los autores más vendidos internacionalmente (como Claudia Piñeiro, muy traducida) y que haya una cuota de literatura infantil (como referente, da el presente María Teresa Andruetto).

Sobre la otra gente que no está, es decir, la que sí invitaron y por razones de salud, compromisos anteriores o motivos personales no pudieron ser de la partida, se lamenta a Ricardo Piglia (que había sido convocado para la conferencia magistral del simposio Cortázar, y que confirmó que enviará un texto), Ángela Pradelli (actualmente con una beca en Italia), Griselda Gambaro, Osvaldo Bayer... Cuando Isol dijo que no, la delegación se quedó sin el único representante que contaba para la ilustración.

Por lo menos, Guadalajara le costará a la Cancillería 31 millones de pesos. "La inversión es muy grande porque no hay ningún plano de la cultura del país que no desembarque", reconoce la responsable del envío. Porque además de libros, habrá teatro, cine, música, artes plásticas. "No hay gente que va a pasear -aclara sin titubear-. Los académicos que participan de foros estarán por dos días, los escritores por 4 o 5".

Los contornos irregulares del pabellón argentino, con una ubicación a priori privilegiada -como Roma, ya dicen que todos los caminos conducen a él-, puso sus buenos desafíos a la hora de diseñar espacios espectables. El corazón estará dedicado a los homenajes centrales: Julio Cortázar, Adolfo Bioy Casares y Juan Gelman.