El maestro Antonio Berni fue generoso y prolífico. Varias de sus pinturas murales se extienden en espacios públicos y privados. Encontrar un Berni en una galería comercial, en una biblioteca o en un edificio privado, aunque sorprendente, no es imposible. Apenas la Legislatura porteña retome su actividad, incluirá el mural Alegoría de la ciudad moderna 1, del artista, en la categoría "Colecciones y Objetos", como bien del patrimonio porteño.
Esta obra -ubicada en un edificio de General Urquiza 41, entre Rivadavia e Hipólito Yrigoyen, fue la gran olvidada de la ley 1227, hace 18 años, que declaró como patrimonio cultural de la ciudad un pelotón de obras, entre las que se encontraba Alegoría de la ciudad moderna 2, pintada en el mismo edificio. Berni pintó ambos frescos en 1935, recién instalado en Buenos Aires.
Dos murales. El de la derecha ya estaba protegido. /Gustavo Ortiz
Los murales habían sido tapados con yeso en 1976 durante una reforma edilicio y recién habían sido descubiertos en 2001, cuando los vecinos se percataron de que pasaban todos los días frente a dos tesoros artísticos, uno de los cuales Berni había firmado.
Cada una de las obras mide tres metros de alto por tres de ancho. En diálogo con Clarín, la gerenta operativa de Patrimonio, la arquitecta María de las Nieves "Nani" Arias Incollá, dijo que "además de los subsidios del Fondo Metropolitano y del mecenazgo que se cuentan para acondicionar estas obras, estamos estudiando lanzar el programa de restauración de murales, porque tienen un gran atractivo en los recorridos turísticos". Arias dijo que ambos frescos conforman "una integralidad como obra artística".
Detalle. El mural que ahora será patrimonio cultural porteño. /Gustavo Ortiz
El mural protegido en 2009 muestra el cuerpo desnudo de un hombre rodeado por un paisaje en tonos verdes, detrás del cual asoman edificios en gris. El mural olvidado presenta la imagen de una mujer vestida en un escenario en parte natural y en parte urbano. Ambas piezas tienen daños que son reparables. Aunque las fuentes no son coincidentes, hay algunas que señalan que Antonio Berni pudo vivir en el inmueble que atesora los dos murales.
También la ex Directora de Patrimonio del gobierno porteño y actual Directora de Cultura del Senado de la Nación, Liliana Barela, dijo que "hay muchos murales que dependen de consorcios. Pero no siempre es sencillo conseguir la autorización para restaurarlos o que ellos se hagan cargo con el financiamiento del ministerio. Incluso muchos desconocen el valor de esas obras".
Hace varios años se confeccionó en Buenos Aires una guía de murales, en la que se relevó un total de 500. "Hoy la estamos revisando, por ejemplo algunos han desaparecido. Esa guía es un instrumento muy importante para la difusión y preservación del patrimonio porteño", subrayó Nani Arias.
Teatros, bibliotecas, centros culturales, hospitales, edificios privados conforman un diverso escenario que alberga obras valiosísimas de grandes artistas argentinos, como Berni o Lino Enea Spilimbergo, pero también fachadas históricas. Según contó a Télam el presidente de la Asociación de vecinos y comerciales de Balvanera al Sudoeste, Leonardo Dattoli, a pocos metros del edificio de los murales de Berni está la panadería "Flores porteñas", la más antigua de Buenos Aires, y la vivienda colectiva "Los pavos reales", diseñada en 1915 por el arquitecto Virgilio Colombo.