La onicofagia es el hábito de "comerse las uñas", generalmente de los dedos de las manos, o una manía si no puede controlarse. Es una enfermedad de carácter psicológico, que puede precisar de ayuda profesional.
Es un hábito compulsivo que con el tiempo puede provocar múltiples lesiones físicas tales como problemas en los dientes, deformación de la cutícula, formación de verrugas, infecciones, afectación por hongos o bacterias e incluso la elevación de los bordes laterales del dedo.
¿Por qué no mordemos las uñas?
Algunos expertos en la materia dicen que el hábito de morderse las uñas puede originarse durante la infancia más temprana, los bebés y los niños pequeños tienen la costumbre de llevarse los dedos a la boca.
Una de las explicaciones recurrentes para la onicofagia es la ansiedad y el estrés producido por problemas personales, laborales, económicos, sentimentales o conyugales, nerviosismo ante los exámenes, etcétera. Son factores externos, de modo que, con fuerza de voluntad y tomando conciencia del problema, es relativamente sencillo abandonar el hábito.
Pero también puede haber causas internas, desajustes emocionales y alteraciones del sistema nervioso producidos por traumas. Pueden ser desajustes familiares, maltratos, humillaciones, autoestima baja, sentimiento de culpa y necesidad de autocastigo. El hábito es prolongado en el tiempo y puede llegar a hacerse crónico, e incluso en ocasioneses tan agudo que puede derivar en una conducta autoagresiva.
Consecuencias de la onicofagia
Cuando se comienza a hacerse daño, a sangrar o a despegarse las uñas y no se detiene, a pesar del dolor, pueden generarse consecuencias serias. Las lesiones producidas en los dedos y las yemas pueden provocar infecciones bacterianas o virales. Además, los dedos pueden deformarse y existe el riesgo de perder la uña de forma permanente.
Entre otras consecuencias también se halla la inflamación crónica de los dedos y la aparición de caries por el daño provocado en el esmalte de los dientes. Por otra parte, un artículo publicado en la revista Time alertó que el mordisquearse las uñas es peligroso porque albergan bacterias que incluyen la salmonella y escherichia coli.
Consejos para dejar este mal hábito
Las manos nos proporcionan multitud de información sobre la persona, son un reflejo de la salud y de la seguridad en sí misma.
Unas manos bien cuidadas transmiten una buena impresión en los demás. Es decir, morderse las uñas tiene connotaciones de salud, emocionales-psicológicas, estéticas y sociales. Es por ello, sumado a la consecuencias físicas que puede acarrear, que es importante cortar con este tic.
Pero, ¿cómo hacerlo? Según los especialistas, en primer lugar, hay que ser consciente del problema. Detectar cuáles son las situaciones que te producen estrés o inseguridad y que activan el hábito de morderte, palpar o rascar las uñas y que lleva directamente a meterlas en la boca.
En segundo lugar, mantener la boca ocupada es una buena forma de combatir el hábito de morderse las uñas. Masticar chicle o regaliz (una planta que es uno de los condimentos más antiguos, de un sabor anisado y agridulce), puede ser una buena opción.
También se puede recurrir a productos amargantes específicos para evitar este hábito, como lacas especiales o áloe vera.
Otra opción, aunque un poco cara, es usar uñas postizas por un tiempo. Pueden sustituirse por tiras adhesivas, que son más económicas o por el uso de guantes.
Finalmente, hay que tener en cuenta que es fundamental mantenerte ocupado realizando un pasatiempo o hobby que sea de tu agrado. Las manualidades son muy recomendables porque mantienen ocupadas las manos, en especial si se trata de trabajar con materiales como el barro para hacer cerámica o actividades como la pintura.