Investigadores de la UNL trabajan sobre la mejor manera de extraer hemicelulosa del bagazo de la caña de azúcar, propendiendo a su utilización para la mejora de propiedades de papel reciclado y, por otro lado, para la producción de películas y geles destinados a diferentes usos.
El bagazo es la materia que queda luego de que a la caña de azúcar se le extrae el jugo azucarado. Esos restos poseen una gran cantidad de fibras que pueden ser utilizadas para producir papel. “Dos empresas en el país lo utilizan y producen, diariamente y todo el año, unas 300 o 400 toneladas de papel/día. La utilización de fibras de bagazo en Argentina es muy importante, ya que supone entre un 25 y 30 por ciento de la producción nacional de pulpa virgen para papel”, destacó Miguel Zanuttini, que dirige el Instituto de Tecnología Celulósica de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la UNL.
Por otro lado, la producción de papel de embalaje tiene un gran componente de reciclado, en algunos casos del 100 por ciento. Por esa razón, aparecen problemas al momento de la reutilización, ya que las fibras se degradan cada vez más debido a los sucesivos ciclos de secado y uso del papel. En estos ciclos se aumenta la presencia de compuestos o partículas extrañas que son aportados en los procesos de producción de papel o su impresión. “Hemos mostrado que las propiedades mecánicas de los papeles reciclados pueden mejorarse con la ayuda de las hemicelulosas. El bagazo tiene un 30 por ciento de hemicelulosas que todavía no son aprovechadas. Nosotros buscamos potenciar esa posibilidad”, apuntó Zanuttini.
“El concepto del aprovechamiento del bagazo es el de la biorrefinería, que consiste en generar productos químicos, energía y combustibles a partir de la biomasa intentando un uso lo más integral posible. En el caso de la caña sería aprovecharla para producir azúcar y alcohol a partir del azúcar, pero también sacar provecho del bagazo para llegar así a una ecuación económica más favorable”, continuó Zanuttini.
Películas e hidrogeles
El investigador expresó que pueden, en base a la hemicelulosa del bagazo, obtener películas e hidrogeles resistentes que soportan alta acidez. Estos pueden usarse para embalajes, recubrimientos de alimentos o aplicaciones biomédicas, como parches para terapia transdérmica o recubrimientos para la liberación controlada de drogas. “Ahora estamos trabajando en forma in vitro para analizar cómo un medicamento puede ser absorbido y liberado en determinadas condiciones”, resaltó.
El grupo ya se encuentra trabajando en la optimización de la extracción de la hemicelulosa del bagazo: “No es un procedimiento fácil. Obtener un 5 o 10 por ciento de hemicelulosa ya es una cifra interesante. Un desafío es evitar la degradación, ya que esto sucede cuando el material es sometido a diferentes etapas de tratamiento. Se evaluó la utilidad del bagazo tratado para aplicaciones como alimento para ganado o sustrato para obtener biogás. Por otra parte, junto con las hemicelulosas extraemos lignina u otros compuesto fenólicos que en principio no son deseados. No obstante, debe procurarse que estos hagan un aporte favorables para determinadas aplicaciones”, finalizó.