Escenas de profundo dolor se viven desde ayer en el último adiós a Julio Cabal, el comerciante asesinado el martes por la tarde en la fiambrería en la que atendía en el centro de la ciudad.
Durante la noche de ayer y la mañana de hoy cientos de personas se acercaron a la sala velatoria ubicada en el centro de la ciudad para despedir los restos del joven de 29 años que recibió un disparo cuando se encontraba dentro de su comercio junto a una empleada. Sus restos serán sepultados después de las 10.30 en un cementerio privado.
El fin menos esperado
A los 29 años, su vida acabó de manera drástica, cuando un ladrón ingresó al negocio de la familia de Julio para robar. Forcejearon, el delincuente disparó en varias oportunidades, hasta que una bala impactó en el corazón de este pibe que amaba la música, sus amigos y la bicicleta.
El papá de Julio se enfrentó al mayor de los dolores posibles. Fue él quien auxilió a su hijo, lo llevó hasta el hospital Cullen y escuchó junto a su esposa la noticia jamás deseada. Su hijo acababa de morir.
A Julio le gustaba la música. Tocaba la guitarra. Amaba el rock and roll. De hecho, en su Facebook abundan las fotos junto a la banda que lo acompañaba.