Los dos meses de distanciamiento social permitieron que la capital santafesina prepare y mejore la capacidad de atención en sus efectores públicos y privados para la llegada del pico de la pandemia.
En este tiempo, el Ministerio de Salud provincial realizó junto a los responsables de entidades privadas un protocolo para la atención e internación de posibles casos de COVID en la ciudad.
En diálogo con "De 10", el representante de Clínicas y Sanatorios, Carlos Abraham, explicó cómo debe comportarse el sector salud basándose en estas normas de aplicación.
Aunque en una primera línea se dispusieron de manera especial con equipamiento y condiciones los hospitales Cullen e Iturraspe para la recepción de pacientes críticos y de terapia intensiva, el sector privado se dividió en dos grupos de sanatorios que recibirían en una primera etapa la derivación de pacientes sin cobertura social paa descongestionar a los efectores públicos.
En caso de que un caso sospechoso llegue a uno de los sanatorios privados, este será recibido y atendido. Si el caso resulta positivo, se deriva a través del Servicio de Emergencias 107 a alguno de los dos hospitales dispuestos para la atención. Si resulta negativo, el paciente vuelve al efector privado.
"Si los hospitales se desbordan, desagotarán el espacio hacia los efectores privados para recibir el resto de las patologías", indicó Abraham quien explicó que la idea es poder "separar sanitariamente" las poblaciones con el virus y las que no lo tengan para que no se genere el caos que se replicó en otras partes del mundo.