La economía argentina caerá 12% este año y sufrirá su peor retroceso desde la Primera Guerra Mundial, de acuerdo con la información disponible a mayo último, aunque el dato podría cambiar según la forma en que evolucione la pandemia, señaló el economista jefe de la Fundación FIEL, Juan Luis Bour.
El especialista advirtió que la recuperación tras la pandemia -cuya finalización es incierta-, será "lenta y gradual", y señaló que el Producto Bruto (PIB) tendrá este año una caída récord histórica, no observada desde 1914.
Bour advirtió, además, que hay pocas posibilidades de que haya una recuperación rápida en el segundo semestre.
"La caída de la actividad será la mayor de los últimos cien años, y 2020 será el de peor calidad del PIB, y estamos estimando un poco más del 12%, la más grande desde 1914, cuando estalla la primera guerra mundial".
"Será la caída más grande y la gran duda es si se puede revertir de a poco, pero tiene que empezar a hacerse desde ahora", alertó Bour.
El economista dijo que en la recuperación "veremos un proceso en zigzag, gradual, pero no esperaría una recuperación en "V", sino un proceso bastante más lento", en declaraciones a ECO Medios.
Señaló que la economía caerá en mayo "muy fuerte, cerca del 20%, y las dudas sobre la recuperación económica se deben a que hay algunos sectores que han podido retornar a trabajar en un turno y no estamos hablando de normalidad".
Explicó que los sectores que mejor están "son la producción de químicos y de alimentos, por la buena situación doméstica y las exportaciones".
Tras advertir que la crisis de la pandemia está "golpeando muy fuerte al sector servicios, la industria y el comercio, señaló que en la producción manufacturera "hay otros sectores que están tratando o empezando a normalizarse, como el automotriz", y que el de la construcción está "muy mal".
Bour advirtió que "todos los sectores que se están normalizando no han podido recuperar su demanda".
Explicó que las nuevas normas de aislamiento más estrictas "perjudica fundamentalmente al comercio y los servicios, pero también a la industria por las restricciones a la movilidad de los trabajadores, básicamente al AMBA".
Explicó que "toda la producción está interconectada, porque las empresas del interior están relacionadas con las del AMBA, y los que pueden reanudar la actividad necesitan insumos de las provincias, y hay muchos problemas de conectividad en la logística".