En casa existen objetos y lugares que muchas veces no limpiamos, y son caldo de cultivo de miles de virus, bacterias y hongos.
La cocina es el principal foco de infección, en las esponjas y los paños, se esconden infinidad de gérmenes porque recogen bacterias que se encuentran en los alimentos y les ofrecen un ambiente donde multiplicarse.
Lavarlos, desinfectarlos y cambiarlos con la debida frecuencia es importante para reducir la presencia de gérmenes y virus. Siempre ponelos a secar para que no queden húmedo. En la pileta y en las tablas para la preparación de los alimentos hay que aplicar productos que garanticen su desinfección.
El inodoro es la zona con mayor carga bacteriana por lo que requiere limpieza diaria. La humedad es una aliada de los gérmenes y cualquier espacio donde esté presente requiere un cuidado.
El vaso donde colocamos los cepillos de dientes es peligroso, teniendo en cuenta que el cepillo es un instrumento básico de nuestra higiene bucal. Desinfectarlos una vez a la semana, enjuagarlo en agua oxigenada. Se recomienda guardarlo en un botiquín o mueble para evitar que esté a la intemperie. Colocarlo de manera vertical para que se seque por completo cuando lo dejamos de usar y no quede en un lugar húmedo.
En teclados, controles remotos, tabletas y teléfonos se multiplican los virus y las bacterias. Para limpiarlos podés usar agua destilada y vinagre blanco, humedeciendo un paño frotando las superficies de plástico y metal.
Por otro lado, los juguetes son un foco de gérmenes y los niños los arrastran, los manipulan y se los meten en la boca. Los de plástico hay que limpiarlos con cloro y agua lavarlos bien y secarlos. Los de tela pueden lavarse a mano, dejándolos reposar un buen rato con jabón y desinfectante.