Trabajadores de la cultura realizaron en la tarde de este viernes una intervención en una sala independiente de la ciudad en reclamo por el cierre de actividades en la ciudad y la región por la pandemia de coronavirus.
Con diferentes carteles y utilizando la vidriera de la 3068 (sala que está cerrada debido a las restricciones actuales por la pandemia) mostraron su descontento y solicitaron que se permita llevar adelante actividades culturales.
Los espectáculos y los talleres están totalmente suspendidos y, si bien hay reuniones con representantes gubernamentales, aún no hay una solución a corto plazo.
Pese a los constantes intentos de los trabajadores del sector para poder abrir las puertas de salas independientes, realizar talleres, obras o recitales, no hubo una respuesta positiva y la actividad es nula.
Según explican a los medios representantes de diferentes grupos y salas, esto provoca que un gran número trabajadores de la cultura se encuentren en una situación que se vuelve desesperante sin una solución.
Los actores santafesinos reclaman la reapertura de espacios y talleres culturales #MóvilLT10 @Rubellato
— LT10 (@radiolt10) October 2, 2020
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En la última semana se comunicaron nuevas restricciones a diferentes sectores pero tras las críticas y múltiples movilizaciones a casa de gobierno se decidió dar marcha atrás y se otorgaron nuevos permisos para llevar adelante diferentes actividades siguiendo los protocolos necesarios para evitar contagios.
En diálogo con LT10 trabajadores de la cultura explican que "no es muy claro por qué se pueden realizar diferentes actividades en la ciudad con visitantes como lo hacen los bares y restaurantes pero no se pueden realizar talleres y obras siguiendo los protocolos".
En el reclamo los trabajadores explican que no hay respuestas concretas o bien si la hay no cierra para los trabajadores de la cultura.
Días atrás en una charla con Primera Tarde, Mariela Cerruto es actriz y en una charla con LT10 habló sobre la desesperante situación que atraviesan. Se sientes "desplazados e invisibilizados y tienen la sensación de "ser los últimos orejones del tarro".
Además explican que hay un punto clave en esta decisión arbitraria que no permite llevar adelante actividades culturales: ese punto lo ven como algo netamente económico.