En la noche del 31 de octubre se podrá apreciar la denominada "luna azul" o "blue moon". Un término, que no alude al color del satélite natural, acuñado para definir un fenómeno astronómico que indica que habrá dos lunas llenas en un mismo mes.
Según científicos de la NASA, el particular evento se produce -aproximadamente- cada 2 años y medio. De hecho, la última vez que pude verse fue el 31 de marzo de 2018 y no volverá a repetirse hasta el 2023.
"Normalmente los meses tienen solamente una luna llena, pero eventualmente puede darse una segunda. Las lunas llenas están separadas por 29 días, mientras que la mayoría de los meses tienen 30 o 31 días de duración; así que es posible ubicar dos lunas llenas en un mismo mes", explican desde la agencia espacial estadounidense.
En 2020, se añade la particularidad que el fenómeno se producirá durante las celebraciones de Halloween y en la previa del Día de los muertos, ceremonia tradicional de México.
Según científicos de la NASA, el particular evento de la Luna Azul se produce cada 2 años y medio Fuente: Reuters - Crédito: Daniel Castellano
¿Cuál es el origen del término?
La referencia al fenómeno astronómico surgió en la década del 40 del siglo XX, cuando la revista Sky & Telescope publicó un artículo en 1946 titulado "Una vez cada Luna Azul". El autor, James Hugh Pruett (1886-1955) realizó mal el cálculo de acuerdo a un almanaque de 1937 y dijo: "La segunda (Luna llena) en un mes, tal como yo la interpreto, se llama Luna Azul". Se trató de un error, pero el mote quedó para siempre en la cultura popular.
No obstante, la NASA también explica que "muy raramente" pueden producirse "lunas teñidas de azul", debido a la presencia de ciertas partículas provocadas por catástrofes naturales. "En 1883, un volcán indonesio llamado Krakatoa tuvo una erupción tan grande que los científicos la compararon con una bomba nuclear de 100 megatones. Mucha ceniza de la explosión del Krakatoa se elevó a la atmósfera". Las partículas de ceniza tenían un tamaño de aproximadamente 1 micrón, por lo que podían dispersar la luz roja y actuar como un filtro azul.
Consecuentemente, los años posteriores a la explosión del Krakatoa la luna se vio de color azul. Asimismo, la BBC detalló que también hubo informes de lunas azules en México en 1983, tras la erupción del volcán El Chichón, y en el estado de Washington en 1980, tras la erupción del Monte Santa Helena.