Todavía quedan resabios de lo que dejó la última conferencia de prensa de Eduardo Domínguez tras la victoria como visitante ante Central Córdoba 3-0. Lejos de centrarse en lo que fue el cotejo, el DT pidió hablar primero y lanzó una serie advertencias sobre algunas cosas que no estaban bien.
"Lo que pasó en nuestro vestuario no puede pasar. No tener las cosas mínimas para un partido profesional no va. Queremos ser serios para afrontar una competencia de tal magnitud, pedimos seriedad. Es fácil hablar y decir que se hacen las cosas. Pero no hay que hablar, hay que hacer. Cada cual sabe que traje ponerse, no me gustaría que vuelva a suceder lo que vivimos, para eso están las áreas de trabajo. Cada uno se tiene que hacer cargo de lo que hace. Esto es de todos y representamos a una gran institución con una gran historia", apuntó en un claro palazo para los dirigentes y encargados de la logística.
Por lo que pudo saber Diez en Deportes, el enojo se debió a la demora previa en el viaje por la falta del personal de seguridad (no se le había pagado) y por el faltante de camisetas, que en algunos casos no tenían los estampes de los números. No había una segunda muda para utilizar después de la lluvia que se dio en el primer tiempo. Esto generó el enfado del conductor sabalero.
Esto llegó a la empresa Kelme, encargada de la indumentaria, que ese viernes 12 había lanzado la nueva colección. Se conoció que mandó una partida importante de camisetas, que debieron estar a disposición. Esto hizo que representantes viajarán hacia Santa Fe para juntarse con el vicepresidente José Alonso para interiorizarse qué pasó.
Lógicamente que había preocupación, ya que se había cumplido con lo pactado y en el medio algo falló. Seguramente esto sirvió para ajustar algunos temas para evitar nuevos males. No es normal que Domínguez haga este tipo de declaraciones, por lo que se desprende que su paciencia ya no era la misma. Habrá que ver si ahora puede volver al cause normal.