Alfredo "el Mono" Obberti falleció este lunes a los 75 años, después de pelear contra una dura enfermedad. Fue uno de los grandes ídolos de la historia de Newell’s, brilló en aquel equipo campeón de 1974.
El Mono o el Mago, había surgido en Huracán de Parque Patricios, llegó desde Buenos Aires en la década del 70 y se convirtió en un goleador implacable.
Con 89 goles en el club parquense se ganó el cariño de los simpatizantes leprosos y logró instalarse en la historia rojinegra como el tercer goleador histórico del club, hace poco tiempo desplazado al cuarto lugar por Maxi Rodríguez.
Había surgido en Huracán y debutó como futbolista en el año 1962. Nunca logró asentarse en Parque de los Patricios. El Globo lo prestó a diferentes equipos y Obberti llevó su talento y goles a Colón, en la B, y Los Andes, donde fue goleador en 1968. En ambos clubes fue ídolo ya que en el sabalero logró el ansiado ascenso de 1965, además de ser parte del equipo y gran figura, escribió su nombre en la historia: el martes 14 de diciembre de 1965 Colón derrota a Deportivo Español, en cancha de Atlanta por 1 a 0, con gol de Oberti a los 38 minutos del 2.° tiempo. Cuatro días más tarde, en su cancha, derrota a Nueva Chicago 2 a 1, con goles de Orlando Medina y Oberti. Colón conseguía ese 18 de diciembre de 1965 el título de «Campeón del Torneo de Primera B», ascendiendo a Primera División.
Luego tuvo de nuevo su chance en Huracán, en 1969. Allí el equipo anduvo mal y Obberti pagó el pato.
El Mono fue incluido en la transacción por Roque Avallay y recaló en Newell's en 1970. En Rosario se sintió a gusto desde el principio. Tuvo compañeros que hablaron su mismo idioma: Marcos Pereira, Silva, Zanabria y Bezerra, entre otros.
Obberti debutó en Newell's el 22 de marzo de 1970 en el empate 1 a 1 ante Lanús. Y su último partido fue 05 de octibre de 1975 en Newell's 6 - Talleres 1.
El Parque Independencia se transformó en su lugar en el mundo. A su alrededor se gestó un gran equipo, que terminaría con el primer título para Newell's en 1974. Disputó 147 partidos y gritó 89 goles con la camiseta leprosa y marcó a toda una generación.
En 1975 se lo llevó el Gremio de Porto Alegre. En Brasil también se convirtió en un ídolo.