El martes 29 de abril de 2003, el río Salado ingresó a Santa Fe a través de una brecha en la defensa a la altura del hipódromo, arrasando con un tercio de la ciudad. Era la segunda gobernación de Carlos Alberto Reutemann. Los damnificados fueron 130.000 y los muertos oficiales reconocidos, 23; pero las agrupaciones conformadas tras la catástrofe aseguran que los fallecimientos suman al menos 158.
La trayectoria del “Lole” continuó hasta el día de su muerte: en septiembre de 2003 ganó por segunda vez la banca de senador nacional, y volvería a hacerlo en 2009 y 2015, con mandato hasta 2021. Sin embargo, aquel 29 de abril constituiría una bisagra en su carrera política.
Los tramos 1 y 2 del terraplén fueron proyectados y licitados durante su primera gestión, e inaugurados durante la segunda administración de Jorge Obeid. Ambos fueron los principales protagonistas del acto oficial, con el tradicional corte de cinta. La imagen, que reúne también a otros funcionarios, se inmortalizaría con el nombre que le dieron los damnificados: “Los inundadores”. Sucede que el tramo 3 nunca se concretó, y por esos 800 metros de brecha sin defensa, entró el agua.
Entre las decisiones que debió tomar en el momento más álgido de la catástrofe estuvo la de ordenar voladuras en el terraplén Irigoyen para abrir la avenida Mar Argentino. El 30 de abril, el Parque del Sur y el Club Quillá desaparecieron bajo el lago General Belgrano; y el microcentro de la ciudad empezaba a inundarse, lo que ameritó esa drástica medida.
El 1° de mayo de 2003, el gobernador hacía una breve apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura, en la que comparó lo que estaba ocurriendo en Santa Fe con la caída de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001.
Dos días después, Reutemann acuñó la frase por la que más se lo recordaría a la hora de hablar de la inundación: “A mí nadie me avisó”. Se trató de un reproche para los profesionales en la materia, y en especial para aquellos pertenecientes a la Facultad de Ciencias Hídricas de la UNL.
La respuesta del rector de la casa de altos estudios no se hizo esperar: en la mañana siguiente, Mario Barletta exponía ante la prensa los numerosos estudios que la Universidad había presentado al gobierno provincial.
El 19 de mayo de 2003 se anunció el llamado a concurso de precios para la construcción del tramo 3. “Es una obra que es la continuación del tramo 1 y 2 de la avenida de circunvalación que yo dejé en 1994 lista para empezar y que terminó en 1998”, dijo Reutemann en el acto oficial.
Dos veces testigo
La causa penal abierta para determinar las responsabilidades políticas por la inundación se inició en mayo de 2003 y obtuvo sentencia en febrero de 2019. En esos casi 16 años, Carlos Reutemann declaró en dos oportunidades, ambas como testigo y por escrito, amparado en sus fueros como senador nacional. Jamás fue indagado ni imputado.
La investigación comenzó el 5 de mayo de 2003 a partir de una denuncia presentada por Ana Isabel Zanutigh ante el fiscal Ricardo Favaretto, que fue tomada por el juez de Instrucción Diego De la Torre. A lo largo de 15 años y ocho meses, intervinieron más de 20 magistrados y 13 fiscales.
En una primera etapa De la Torre imputó a diez funcionarios municipales y provinciales. En 2006, su colega Ricardo Patrizi desvinculó a siete de ellos y procesó al exintendente Marcelo Álvarez, al exministro de Obras Públicas Edgardo Berli y al exdirector de Hidráulica Ricardo Fratti.
Pero además, en su fallo Patrizi -pese a que el exmandatario no estaba entre los involucrados en la causa- se ocupó de aclarar: “no existen elementos suficientes como para sospechar que Carlos Alberto Reutemann ha participado de los hechos”.
La primera declaración del expiloto de fórmula 1 fue el 12 de abril de 2004, cuando la causa aún no tenía imputados firmes y el juez aún era De la Torre.
En el texto con sus respuestas, el exmandatario no hizo más que refrendar su paradigmática frase: “nunca se me hizo saber ni por las autoridades municipales, ni a través de las áreas con competencia específica de mi gobierno, acerca de la incidencia que la crecida podía tener sobre la ciudad de Santa Fe. Tampoco la Nación, a través de sus reparticiones específicas, como ser el INA, alertó o cursó avisos previos”, insistió.
En el mismo sentido fue su segunda declaración por escrito, en noviembre de 2013, que además fue una copia de la primera en un 60 por ciento. En ella, Reutemann advirtió nuevamente sobre la falta de advertencias que sufrió respecto de la magnitud que tendría la catástrofe. Pero además, en muchos tramos dijo no recordar lo sucedido, por el paso del tiempo.
El 1º de febrero de 2019, el juez Octavio Silva condenó a tres años de prisión condicional a Berli y Fratti -Álvarez ya había fallecido- por el delito de “estrago culposo agravado por la muerte de 18 personas”.
En el fallo, Silva sostuvo que la inundación “pudo haber sido prevenida” y que se produjo por “la omisión culposa de los cuidados necesarios para prevenir y contener la creciente del río Salado”.