Dos sospechosos del tiroteo al periodista Peter R. de Vries, de 64 años, el martes pasado en Amsterdam, fueron arrestados e incomunicados, según confirmó la Policía neerlandesa: un polaco de 35 años y un holandés de 21, listos para pasar a disposición judicial el viernes.
Los apresaron cerca de La Haya, tras darse a la fuga después de haberle presuntamente disparado cinco tiros mientras caminaba en pleno centro de la capital de los Países Bajos, por donde se lo veía a menudo después de participar en un programa de radio. Según los testigos, vestía traje beige, iba mirando su móvil y caminaba solo hacia su coche.
De acuerdo con los últimos partes médicos, su estado es de gravedad.
Los agentes llevaron a cabo registros domiciliarios en varios puntos del país e incautaron varios soportes de datos informáticos y munición que podrían pertenecer a los detenidos, pero se sigue sin confirmar sus sospechas sobre los posibles motivos del ataque al periodista, ni si descartan hipótesis.
No sólo la sociedad neerlandesa se encuentra impactada por el atentado contra el periodista. El titular del Consejo Europeo, Charles Michel, condenó este “crimen” como “un ataque contra nuestros valores fundamentales y la libertad de prensa”.
Y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se declaró “impactada y alarmada” por lo ocurrido, e instó a “las autoridades nacionales a esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia”, publicó El Confidencial.
Control a la Justicia
Mientras, se sucedieron las reacciones por lo ocurrido. Henk Naves, presidente del Consejo de la Judicatura, consideró que el ataque deja impactado el Estado de derecho y señaló que los periodistas como De Vries “ejercen control sobre los jueces y los mantienen alerta” para llevar a cabo un juicio justo.
“Son indispensables dentro de nuestro Estado constitucional democrático y debemos hacer todo lo posible para que puedan hacer su importante trabajo sin temor a la violencia", afirmó.
Tras una reunión con el sindicato de periodistas neerlandeses NVJ, el ministro de Medios de Comunicación, Arie Slob, instó a esperar a la investigación para sacar conclusiones, pero subrayó que “sea cual sea el motivo, esto es simplemente intolerable” porque el periodismo “es uno de los flotadores del Estado de derecho”.
Además, admitió el “preocupante” aumento de las amenazas contra los periodistas en Países Bajos, donde muchos reporteros “se sienten menos seguros” a la hora de hacer su trabajo por el acoso social.
La televisión pública no se vio obligada a retirar en pandemia su logotipo de sus unidades móviles por las amenazas recibidas por sus periodistas.
Antes de un debate parlamentario en La Haya, el primer ministro Mark Rutte señaló que “17 millones de personas simpatizan” con el periodista y aseguró que De Vries es un hombre “tenaz, luchador, no siempre fácil, que presta atención a las víctimas”.
En cuanto a la lucha contra el crimen organizado, el ministro de Justicia, Ferdinand Grapperhaus, enfatizó que esta batalla “es cuestión de años”, pero aseguró que Países Bajos “la ganará”.
En 2019, el abogado Derk Wiersum fue asesinado a tiros en Ámsterdam por representar a un testigo protegido —y fuente de De Vries— en un caso contra el líder de la organización criminal más temida del país, Ridouan Taghi.
Aunque no está claro el motivo del ataque, muchos medios locales apuntan al juicio de Marengo, en el que juega un papel importante con su testimonio contra Taghi.
La alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, subrayó que “este atentado contra la vida de De Vries conmocionó a la ciudad, pero (los vecinos) están furiosos y movilizados” contra este “ataque cobarde y brutal” al periodismo.