Este miércoles, en la ciudad de Rosario se realizó una marcha contra la inseguridad cuyo escenario fue el Monumento a la Bandera. El crimen del joven arquitecto Joaquín Pérez motivó a que los vecinos de una de las zonas con más homicidios del país se movilizaran para pedir justicia y seguridad.
Al lugar, llegó el gobernador Omar Perotti y el intendente Pablo Javkin, pero la presencia de los mandatarios, provincial y local, no fue tomada como sinónimo de acompañamiento. Por el contrario, los vecinos los increparon, les gritaron y los responsabilizaron por la falta de políticas de seguridad.
El gobernador de la provincia, logró salir de la manifestación escoltado mientras los rosarinos continuaban abuchándolo. Hoy, en declaraciones a la prensa Perotti manifestó: “Sabíamos perfectamente a dónde íbamos, teníamos un compromiso con la familia”, y agregó que siempre hizo política "poniendo la cara y asumiendo cada situación".
Análisis
Sobre estos hechos, el doctor en Filosofía y docente de la UNL y UNR Hugo Quiroga consideró que la ciudadanía acumuló un conjunto de molestias y situaciones de tensión profunda. "Estaban reclamando a las autoridades políticas que se resuelva y solucione el problema de la inseguridad en la ciudad de Rosario. El responsable político es el gobernador ya que es quien fija las políticas públicas de seguridad, y esas políticas no son satisfactorias debido a los resultados".
Tras esa introducción, Quiroga agregó que en este caso hubo por parte del gobernador y del intendente un gesto de voluntarismo político que intentó llevar una política de cercanía a un acto de 10 mil personas.
En ese contexto, consideró que "es muy difícil dialogar con ese grupo de personas que además estaban en un clima de mucha tensión".
"Él (Perotti) no puede acompañar una marcha exigiendo seguridad porque tiene una responsabilidad política e institucional del propio gobernador sobre ese tema. Es difícil de entender por qué va a acompañar y a participar en un acto cuando efectivamente es un reclamo a su propia investidura", argumentó.
En ese orden, sostuvo que la idea de 'dar la cara' es un gesto de impotencia: "Ese dar la cara que dice Perotti es reconocer que no puede hacer otra cosa más que acompañar algo que no puede resolver", enfatizó Quiroga".
Entre las varias lecturas que podrían hacerse de la decisión de asistir a la marcha, el docente y ensayista también se preguntó: ¿Pensaban que iban a ser aplaudidos o abuchados?, ¿Formó parte de un acto de campaña?