Cada 24 de septiembre se celebra el Día del Colectivero, una fecha que surgió curiosamente en 2004 por parte del gremio de los taxistas.
El surgimiento de esta fecha se remonta a 1928, cuando un grupo de taxistas inició una nueva forma de transportar pasajeros en la Ciudad de Buenos Aires, que luego se consideró como el primer viaje en colectivo.
Sobre finales de la década de 1920, la economía en la Argentina no atravesaba un ciclo virtuoso y menos aún para los taxistas, quienes veían cómo sus ingresos se desplomaban frente a los de sus competidores directos: los ómnibus y los tranvías, cuyos boletos tenían precios muchos más accesibles.
Por eso llegaron a un consenso y decidieron hacer viajes compartidos, llevando a más de una persona en su vehículo y realizando dos o tres paradas. Todo en un mismo viaje y fraccionando la tarifa.
En los comienzos, el límite por cada vehículo era de cinco pasajeros. No obstante, el cuadro legal era difuso. Pero dado que el servicio fue bien aceptado por la población porteña, los empresarios comenzaron a utilizar todo el espacio disponible. Pero, en 1932, la municipalidad porteña habilitó decenas de líneas y precisó las medidas que debían tener los coches y la capacidad, que en ese entonces fue de diez asientos.
Y, aunque suene contradictorio, así como hoy se logran ver discusiones entre taxistas y colectiveros en las calles de la Ciudad, hace ya 94 años se unieron para dar origen a un nuevo mecanismo de transporte y a la fecha a la que se lo atribuye.