En la última Navidad, una nena de cinco años fue alcanzada por una bala perdida que terminó quitándole la vida. El hecho sucedió en Rosario, pero en Santa Fe trajo al recuerdo el triste caso de Serena Martínez, la niña que años atrás sufrió un disparo en la cabeza proveniente de Alto Verde mientras jugaba en la colonia del Club Regatas.
Para el diputado provincial Carlos Del Frade, “no hay ‘balas perdidas’, hay un negocio ganado y ganador que es el de las armas y las municiones”, negocio que “está absolutamente desbordado en de Santa Fe”.
El legislador comenzó advirtiendo que el armamento en propiedad de la población es muchísimo. Y a ello, siguió, “hay que agregar el absoluto desinterés, desidia, casi complicidad del Estado nacional por controlar a las armerías legales, que generalmente producen ventas ilegales”. Sobre esto último, ejemplificó: “el Guille Cantero, el más tenebroso de los jefes de las bandas en las que ahora están divididas Los Monos, llegó a tener permiso para tener entre 14 y 18 armas cuando fue arrestado; así que imaginate con la facilidad con la que se dan los permisos”.
Para más, deben sumarse “las armas que supuestamente son perdidas por integrantes de las fuerzas de Seguridad provinciales y nacionales, y el contrabando” desde Estados Unidos y Alemania.
“Ese negocio impune es el que verdaderamente termina matando a Candelaria. Hoy en la provincia es mucho más dramático el negocio del contrabando y la circulación de armas que el narcotráfico, porque al ser tan fácil tener un arma en cualquier barrio de cualquier ciudad grande, muchas pibas y pibes creen que con esas armas se pueden convertir en una pandilla dedicada a la extorsión de los comercios del barrio, y generar dinero de forma rápida. Y esta es la mancha de aceite que hoy se está expandiendo en el Gran Santa Fe y el Gran Rosario”, explicó. Entonces, “las organizaciones son primero armadas y después quizás narco, pero hoy el principal drama en la provincia es la circulación de armas”.
“Acá hay una responsabilidad clarísima en el control de las armas que debería hacer el Gobierno nacional y no lo hace, desde hace muchos años y con distintas administraciones. Pero no se corta porque mueve mucho dinero fresco e ilegal. Eso es lo que mata a nuestros chicos y nuestras chicas. No son balas perdidas, porque esa bala en realidad fue ganada por aquel que la alquiló o la vendió”, concluyó.