“Esto es una mentira, echen a los periodistas, no me importa más nada”, dijo la mamá de Máximo Thomsen cuando escuchó del Tribunal que su hijo y otros cuatro rugbiers eran condenados a prisión perpetua por el crimen de Fernando Báez Sosa.
Ante esta situación, la sala se desalojó rápidamente para terminar de leer el veredicto ya sin público y luego de conocer que el Tribunal impuso cinco penas con prisión perpetua por homicidio doblemente agravado por alevosía y premeditación y 15 años para
Al conocer el veredicto, fue la mamá de Thomsen la que rompió en llanto y, al ver que su hijo se descompuso cuando conoció que era condenado a perpetua, pidió a los agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense poder acercarse a él, pero no se lo permitieron y el Tribunal desalojó la sala, a la vez que se llamó a un médico.
“Esto es una mentira” gritó Rosalía Zárate, la mamá de Thomsen al mismo tiempo que era abrazada por otro de sus hijos.
El resto de los condenados
En tanto, el resto de los jóvenes oriundos de Zarate tomaron asiento, con sus rostros desencajados.
Lucas Pertossi, visiblemente conmocionado, contenía las lágrimas; Ayrton Viollaz se agarraba la cara; Blas Cinalli miraba al suelo; mientras en primera fila, Matías Benicelli permanecía impávido, como a lo largo de todo el proceso judicial, al igual que Enzo Comelli, ubicado al lado de Thomsen.