El tema de los cuidacoches se mantiene desde hace años en la agenda pública de Santa Fe, con distintas voces que plantean distintas alternativas para esa actividad. Entre esas voces, una de las más firmes es la del concejal de Juntos por el Cambio Sebastián Mastropaolo, que no duda en calificar como “un flagelo” la cuestión.
“Hoy toda la ciudad vive este flagelo, ya no hay una zona o un barrio que no lo tenga; no existe el estacionamiento medido ni ninguna figura donde uno pueda estar tranquilo y no tenga algún grado de coacción por uno o varios trapitos que hoy están distribuidos en todo el ejido urbano”, se quejó por LT10.
“Nosotros venimos tratando de que se asuma la responsabilidad por parte del Ejecutivo de dar la discusión pertinente, pero no hubo hasta ahora la valentía de buscar esa discusión”, reclamó.
“Yo no me puedo quedar tranquilo viendo cómo en la ciudad se van generando más situaciones de conflicto día a día. En los lugares donde antes había un cuidacoches, ahora hay dos o tres. En las esquinas hay conflictos por el territorio. Pero disputan por un territorio que es ilegal. Porque ellos ya toman como un derecho adquirido que por estar en una cuadra tienen la titularidad de la cuadra”, planteó, y consideró esto último como “una locura” que demuestra “falta de presencia del Estado provincial y municipal”.
Además, se preguntó: “¿para qué trabajamos en una ciudad que pueda ser turística cuando no podemos ni siquiera coordinar el estacionamiento, y tenemos un avasallamiento de los derechos de cada persona que visita la ciudad con coacciones, con situaciones de conflicto donde viene una persona que no tiene ninguna capacidad y le determina un monto que le tiene que pagar, y si no no puede estacionar el auto?. Es una locura”, reiteró.
Mastropaolo vinculó la problemática delos trapitos con “la inseguridad reinante y creciente”. En ese sentido, argumentó: “Tenemos una persona que está en nuestra vereda, en nuestra cuadra que permanentemente ve los movimientos, que muchas veces puede tener una buena intención pero también existen aquellos que no tienen buenas intenciones. Y aquí yo separaría aquella persona que es sostén de familia, que está pasando un mal momento económico y que necesita llevar un plato de comida a su casa (que es totalmente entendible y respetable pero hay que darle otra solución), de los que son realmente delincuentes y están buscando algún tipo de ventaja para poder llegar a robar un domicilio”.
“Hay que tomar cartas en el asunto y tener la decisión política de discutir el tema” para tomar “acciones concretas”, postuló, y cerró: “si nosotros no podemos ofrecer diferentes variables de seguridad para la ciudad, estamos debatiendo cuestiones que hoy no le generan ningún tipo de cambio a la ciudadanía”.