La muerte de Rosalino Flores, un estudiante de gastronomía de 22 años que estuvo dos meses internado tras recibir 36 disparos de perdigones por parte de un policía en una protesta en la ciudad de Cusco, reactivó las protestas en Perú contra el gobierno de la presidenta Dina Boluarte.
"¿Cómo se puede matar a un joven de 22 años con 36 perdigones? ¿Cómo Dina Boluarte mira a los ojos a sus hijos? ¿Cómo duerme tranquilo (el primer ministro, Alberto) Otárola? Jamás olvidaremos sus crímenes", reaccionó la profesora universitaria y activista de izquierda Lucía Alvites.
La muerte de Flores fue captada en un video de la municipalidad de Cusco que evidencia que no tenía nada en las manos ni estaba en posición amenazante ese 11 de enero en Cusco. Se protegía detrás de un árbol y cuando intentó retirarse fue baleado por la espalda por un policía.
Diferentes analistas, incluidos varios a los que, como la abogada Rosa María Palacios, no se les podría atribuir simpatía por la izquierda, han calificado al hecho como "asesinato".