El 20 de mayo de 1998, en la estancia San Ignacio, de Entre Ríos, Alfredo Yabrán se quitó la vida de un escopetazo. El empresario era el principal sospechoso del asesinato de el reportero gráfico José Luis Cabezas, que lo había sacado del anonimato, con una foto que lo tomó en Pinamar y que fue tapa de la Revista Noticias.
Hoy se cumplen 25 años de este suicidio que conmovió al país. Desde aquel día son muchos los mitos sobre el tema: alguno dicen que el que se quitó la vida no era el empresario, dicen que el motivo habría sido el miedo de ir a la cárcel. sólo tres periodistas pudieron ver el cuerpo de Yabrán en la morgue. Uno de ellos fue Manuel Lazo, periodista de LT41 de Gualeguaychú y dialogó con el programa "En Resumen", conducido por Martín Blanc.
Según Lazo, "parecía que el juez de la causa estaba jugando a la 'batalla naval' con los allanamientos que ordenaba. Porque los hacían en lugares en los que parecía imposible encontrar a Yabrán. Yo creo que lo terminan encontrando por pura suerte, o por ese olfato que tiene la policía".
"Nosotros llegamos a la estancia el día anterior y yo conocía a mucha gente del pueblo. Entonces la gente nos daba datos como si se había comprado el corte de carne preferido de Alfredo Yabrán, si había cargado nafta y demás", comentó Lazo.
"Pacientemente esperamos toda la noche, y al otro día nos enteramos del allanamiento por el comunicado policial en el que pedían la presencia de la jueza y del ministro de Gobierno, porque Alfredo Yabrán de había pegado un tiro. Y el momento del disparo, no es un disparo cualquiera. Él tenía todo listo, y cuando la policía le advierte que si no abría la puerta le iban a tirar abajo, es cuando la policía intenta abrirla ahí se pegó el tiro Yabrán", relató el periodista entrerriano.
Manuel Lazo asegura que tuvo el privilegio circunstancial de ser testigo ocular del cuerpo de Alfredo Yabrán. "Eramos Hernán Brienza, Facundo Pastor y yo. A mi favor yo tenía que jugaba de local. Entonce nos pidieron que nos acercáramos para confirmar que el empresario no estaba irreconocible como decían. Lo que se rompió fue la estructura osea, pero la cara quedó como si fuera una máscara de látex".
Por último, el periodista reconoció que hubo cuestiones que alimentaron el mito. "El hecho de que guardaran celosamente las fotografías y que archivaran todo le da a la gente un lugar a la duda. No hay un país en el mundo en el que a le gente no le hayan mentido tanto. Creo que por eso la gente se permite dudar".