Aunque algunas personas pueden creer lo contrario, durante los meses fríos hay que hidratarse exactamente o casi exactamente lo mismo que en verano. Es que uno puede estar en un ambiente calefaccionado o puede estar muy abrigado y transpirar mucho también. Les recuerdo las señales de sed: la boca seca, la piel se puede poner seca, mareos y desgano, uno está desinteresado en lo que está haciendo.
Algunas recomendaciones para tener en cuenta: cuando se levanta a la mañana y va a lavarse los dientes, tómese un vaso grande de agua, y antes de acostarse, tómese otro vaso grande de agua. Y ahí ya tiene con eso cubierto medio litro antes de salir de su casa. Si se mueve durante el día, tome otro vaso de agua.
Piense que en el caso del adulto mayor, la sed no es un indicador, ya que llega tarde. La persona puede llegar a tener, además, medicamentos que le hagan perder el líquido. El adulto mayor puede llegar a tener temor a la incontinencia, entonces toma menos líquido. De hecho, se ha encontrado que los adultos mayores que viven en hogares, entre el 30 y el 50 por ciento ingiere menos líquidos de lo que se podía tomar.
Si bien nuestro cuerpo es en apariencia sólido, cuenta con entre un 50 y un 70% de líquido. Al hacer muchas actividades y más a medida que pasan los años se va deshidratando hasta llegar a ese 50%. Y pese a que está comprobado que el cuerpo puede tolerar muchas horas (y hasta días) sin comer, porque tiene depósitos (que es grasa que se convierte en depósito de calorías), no tiene las mismas reservas de agua, lo que hace que la hidratación se vuelva una cuestión de vida o muerte.
El agua está presente en la sangre, en las articulaciones, en el aparato digestivo, en la piel, en los músculos, y sirve por supuesto para la circulación (de otro modo, la sangre sería tan espesa que no podría circular), es de gran importancia para lubricar las articulaciones y para hacer la digestión. Casi no hay proceso en el cuerpo humano que no utilice el agua como vehículo.
Pero eso no es todo, ya que el agua transporta nutrientes para las distintas funciones del cuerpo, regula la temperatura corporal, mantiene humectada la piel, ayuda a mejorar la respiración, permite el buen funcionamiento intestinal, amortigua las articulaciones y desempeña un papel en la mayoría de las reacciones químicas que ocurren dentro de nosotros.
En cuánto a la pregunta sobre: ¿qué puedo beber? Le puedo enumerar una serie de líquidos y seguro encontrará uno, o varios, que serán de su preferencia: agua, jugos light o cualquier bebida light, la leche puede ser tranquilamente, se puede tomar depende de las tolerancias y de cómo se lleve uno con la leche.
En cuanto a las infusiones hay un mito, de que si uno toma cosas calientes en el invierno no cuenta como hidratarse, porque transpira más. O si toma cosas con cafeína, se pierde porque uno orina más; pero se pueden tomar tranquilamente. El café, el té y el mate cuentan como hidratación.
Y después tenga a mano, en su trabajo, alguna botellita con agua. Suele ayudar, a mí por ejemplo me ayuda. Yo suelo llevar conmigo una botellita que está como un poco decorada, pero es como llamativa. Entonces, la tengo como un objeto que es mío y a mí me recuerda que no debo esperar la sed, porque muy posiblemente a mi edad no venga, salvo tardíamente, sino que debo tomar aunque no tenga ganas.
Sobre la hidratación de los adultos mayores, lo último que hay que hacer cuando no está tomando líquidos es retarlo: “Tenés que tomar líquido”, porque eso no va a funcionar. Entonces, tiene que ser de la forma más amable y más amorosa posible. Ofrecerle las cosas que le gustan, en los horarios que sean posibles y facilitarle todo lo que tiene que ver con su correcta hidratación en el invierno.
Y hablando de agua, les recuerdo que la misma agua que endurece al huevo, ablanda la papa. No se trata de las circunstancias, se trata de qué está hecho el objeto.