Dos compañeras de Joaquín Sperani, el adolescente asesinado por su mejor amigo en Laboulaye, relataron como fue el comportamiento del detenido el día del crimen.
Las dos menores también confirmaron que la víctima sufría bullying y que en la escuela sabían pero no hacían nada.
En su relato detallaron que ese jueves tuvieron clases en contra turno desde las 9 hasta las 11.20 y que el principal sospechoso no se había presentado para hacer Educación Física.
Aun así, indicaron que mientras hacían la fila de entrada el chico apareció y preguntó por Joaquín: "Los profesores no le dijeron nada y se fue. Después no apareció más y a la salida no lo vimos”.
Las alumnas confirmaron que cerca de las 14:40 el chico volvió a clases y se sentó junto a su compañera de todos los días: "Estaba normal, riéndose y jugando”.
Es importante destacar que horas antes una cámara de seguridad había captado a los amigos en dirección a donde estaba la casa abandonada y donde encontraron asesinado a Joaquín y también el momento en el que el menor regresa al colegio y se le cae el celular de la víctima.
“Con sus compañeros jugaba de manera violenta, tenía una personalidad que no conocíamos porque no éramos sus amigas. Nunca lo esperábamos de él, se veía buena persona, buen compañero como Joaquín”, contaron respecto del comportamiento del adolescente de 13 años.
Al ser consultadas sobre la posibilidad de que haya más personas involucradas, ambas compañeras respondieron: “La mente de un psicópata puede hacer cualquier cosa en un minuto, pero creemos que solo no pudo haberlo hecho. Creemos que pudo haber sido alguien mayor de afuera de la escuela”.
Con el paso de los días se pudo constatar que la víctima sufría acoso escolar pero que nunca se había trabajado al respecto: “Nosotras vamos con él desde primer año y desde entonces que le hacen bullying. Le escondían las cosas y le pegaban hasta hacerlo llorar”.
“Mil veces fue la directora a hablar con nuestra aula porque le escondían las cosas a él o a otros compañeros. A Joaquín lo vieron mal porque él salía llorando a dirección o a preceptoría e iba a hablar. Él se pensaba que las personas eran buenas como él, no tenía maldad para nada”, describieron.