Un 28 de septiembre, pero de de 1983, y tras 55 años de estar en pie, el Puente Colgante, ícono de la ciudad de Santa Fe, se desplomó, cambiando el paisaje de la ciudad.
Luis Müller, arquitecto y docente de la UNL, contó por LT10 que "fue un día gris, prácticamente negro, de mucho viento. Un día desapacible, y la noticia que circuló rápidamente. Fue un evento trágico para la ciudad, fue un lamento generalizado, un sentimiento colectivo".
Sobre lo que originó la caída, destacó que "hubo factores concurrentes. Por un lado se habló de una falta de mantenimiento y control sobre el estado general de la estructura y sobre todo de la fundación; y por otro lado el temporal que terminó por volcar gran parte de la estructura. Se conjugaron dos factores negativos".
Además, recordó que "la estructura caída en si, estuvo un tiempo largo. Después se estabilizaron las dos torres del lado de la costanera, pero recuerdo que la imagen era muy lamentable, ver la estructura semi sumergida, inclinada sobre la laguna, los restos esparcidos, los cables retorcidos, era una imagen que estuvo un tiempo largo dando muestra de un escenario de desidia y abandono que a la ciudad le afectó muchísimo, incluso en su estado de ánimo general".
