El martes por la noche, un guardia de seguridad del Hospital Provincial de Rosario, fue asesinado luego de que un grupo de personas intentaran acercarse a Gabriel Lencina, que fue trasladado desde la cárcel de Piñeiro al nosocomio por tuberculosis.
Menos de 24 horas después, se conoció el video de un detenido que fue a la guardia del Hospital Cullen esposado y escapo con su piyama puesto. Horas más tarde fue recapturado en Monte Vera y seguía con las esposas puestas.
Estos hechos volvieron a poner en agenda una gran preocupación que tiene el personal de salud que en el día a día son testigos o victimas de hechos de inseguridad dentro de los hospitales o centros de salud.
Eduardo Taboada, Secretario General de AMRA, comentó por LT10 que “nosotros estamos acostumbrados, peleamos contra la violencia pero con el personal en momentos determinados, cuando está atendiendo por ejemplo, cuando la gente considera que demora, cuando hay una perdida familiar” pero estas situaciones como las de ayer “exceden y nos pinta un poco la realidad que tenemos en la provincia y en el país”.
En cuanto a los primero de los puntos considera que parte del parto tiene que ver con el pedido de “que hay que arbitrar los medios para que esto ocurra” y da el ejemplo del Hospital Cullen “con una sala especial, de hecho está un poco aislado. De todas maneras yo creo que habría que tener dentro del mismo sistema carcelario tener gente o habilitar un efector específico para este tipo de cosas. Esta es la segunda vez que pasa en Rosario, en el Hospital Carrasco”.
Es por esta razón que, según Taboada, definieron esta medida de fuerza para el martes y el miércoles es para solicitar alternativas y que los presos no se atiendan en los efectores comunes con el resto de la gente y, por el otro lado, la reapertura de paritarias.
El Caso del Cullen
El móvil de LT10 con Verónica Encina pudo hablar con una testigo que estaba acompañando a un familiar internado en el Cullen y comentó que “se escapó por la ventana” que da para el patio” con una sabana cubriendo sus manos por las esposas y entra una persona a la sala y les avisa que se había escapado el preso.
La testigo agrega que “había familiares y algunos que lo conocían lo vieron escapando, asi que también decían, avisaban ellos” mientras que los gurdiacarceles “esperaban sentados afuera porque era chiquita la sala”.
Por otro lado comenta que es habitual la atención de presos en esa sala.