En Colón hay varios temas trascendentales a resolver en poco tiempo tras descender. Una institución acostumbrada a la Primera y que ahora deberá reformularse en una Primera Nacional, con muchos kilómetros por transitar y, sobre todo, con números económico muy inferiores. Esto se vuelve el principal condicionante.
Pasará a ser clave lo que pase con las elecciones del 17 de diciembre, donde la flamante conducción deberá ajustar de todos lados. Lo que está claro es que no se podrá sostener este plantel, por que lo que se desmantelará. No solo por necesidad sino por la pretensión de otros clubes por jugadores de este plantel.
Para tener una referencia y dimensionar el costo que se paga por esta pérdida de categoría, los clubes más importantes de la última campaña en el ascenso recibían cerca de 8.500.000 de pesos por la televisión y publicidad general. Con eso se le estaría pagando a ¡un jugador! de este plantel.
Cada año se van ajustando las cifras y, si se tiene en cuenta que los montos se duplicaron de un año a otro, se podría vaticinar que se llegaría a los 15.000.000 de pesos. Eso sin lo que se alcanzaría por acuerdos con otras empresas y aportes externos. Será crucial mantener el caudal de socios, que hoy es de 17.000, que probablemente baje con el descenso.
Colón tiene por cobrar 1.550.000 dólares por la venta de Tomás Chancalay a New England Revolution de la MLS, por lo que tendrá un fuerte sustento para arrancar y administrar, porque los viajes por el país será muy costosos. El ascenso se destaca por las provincias a las que se debe llegar en avión para evitar un desgaste físico mayor. Esto se traduce en gastos y, como se expuso al comienzo, los ingresos serán menores.
La dirigencia tendrá por agudizar el ingenio para buscar el ascenso y, también, mantener un equilibrio con menos plata en 2024.