Ignacio Javier Lucero es una de las tres víctimas fatales en la expedición al cerro Marmolejo en Chile. Con una vida asociada al montañismo desde niño, en 2011 protagonizó una experiencia límite en el Himalaya que lo llevó a "coquetear" con la muerte, un destino trágico con el que finalmente se encontró en la inmensidad de Los Andes.
Su sapiencia y conocimiento del montañismo queda claramente reflejado en un escrito de otra de las víctimas, Raúl Espir, el intendente de General San Martín en la provincia de La Pampa. “Con Nacho ya hemos hecho seis expediciones, y vamos por más. Sus más de 40 cumbres en el Aconcagua lo dicen todo. Personalmente, me siento seguro transitando por la montaña con Nacho, porque desde los 13 años que sube montañas y su vasta experiencia y profesionalismo es el sello principal de su trabajo". Luego, Espir concluía: "Aparte, es un aventurero nato”.
De Mendoza al Himalaya
Nacho Lucero comenzó en su niñez en Mendoza a conocer los secretos de las montañas. Su experiencia lo llevó a buscar mayores desafíos. Así fue que en el año 2011 partió para una excursión al Himalaya, la cadena montañosa asiática que es la más alta del mundo. El objetivo: alcanzar la cumbre del monte Manaslu, en Nepal, a 8.163 metros sobre el nivel del mar.
En pleno ascenso, a los 7.300 metros, sufrió un infarto que lo puso al borde de la muerte. Tuvieron que evacuarlo de emergencia a un hospital de Katmandú. La operación se complicó porque sufrió un ACV en plena cirugía. Lucero creyó que su vida había cambiado para siempre: perdió su capacidad para comunicarse casi por completo y casi todas sus habilidades para desplazarse. Así, parecía imposible retornar al montañismo. Sin embargo, no se dio por vencido e inició una dura pero constante etapa de rehabilitación, en la que halló una ayuda única.
Un compañero invalorable
En la puerta de su casa comenzó a acercarse rutinariamente un perro de la calle. Lucero lo adoptó y lo llamo "oro". No lo sabía, pero el fiel animal respondió con creces por el nombre recibido. Fue una ayuda tanto para sus desplazamientos como para los duros momentos de contención emocional.
De a poco, Nacho fue mejorando en su evolución física, hasta que un día pudo volver a cumplir con su tarea soñada: guiar a personas en sus excursiones por Los Andes.
Con Oro como "mascota de asistencia", volvió a animarse con el andinismo. Logró hacer cuatro veces cumbre en el Aconcagua, la montaña más alta del continente americano. Incluso pudo regresar al Himalaya. Escaló el cerro Gasherbrum II, de 8.035 metros, y el Denali, de 6.500 metros. Lucero sintió entonces que había recuperado el objetivo y la plenitud de su vida. Para el año 2021, estimaba haber estado en más de 15 países escalando montañas imposibles. Siempre acompañado por su fiel compañero Oro.
La última aventura
"Me marca el tiempo de pastillas, de tormentas, de fin de jornada, de hidratación, de tranquilidad. Oro tiene distintos modos de hacerlo. Él me entrenó más a mí que yo a él", declaró en una entrevista en el año 2021. Un año triste, porque perdió a su fiel compañero y ayudante. Tras la muerte del perro, decidió seguir adelante con sus contactos con la montaña.
Fue así que comenzó a delinearse este viaje al cerro Marmolejo, en Chile. Finalmente, el 22 de noviembre de este año partió la expedición a este volcán de 6.108 metros de altura ubicado en la Cordillera de Los Andes, buscando la cumbre desde el sector chileno. Eran 6 personas, uno de ellos, Espir, el malogrado intendente de General San Martín.
El miércoles de la semana pasada, desandaron una etapa por las malas condiciones climáticas. Como sus compañeros argentinos no regresaron, dieron la voz de alerta y se activaron los protocolos de personas perdidas en la montaña.
La búsqueda duró 5 días, hasta que, lamentablemente, el grupo GOPE -cuerpo policial especializado chileno- halló los cuerpos sin vida de los tres argentinos. Los primeros informes dicen que los cuerpos se encontraron separados entre sí por una distancia de 50 metros y en el camino descendente. Entre ellos estaba Nacho Lucero.