Un café cuesta 4 mil pesos, un pancho o un choclo playero 5 mil, una botellita de cerveza 9 mil y una cena de fin de año osciló entre 300 y 400 dólares.
Esos son los precios de Punta del Este, la clásica ciudad balnearia del Uruguay donde la clase media argentina parece ya no tener cabida. Hay cada vez más brasileños, y norteamericanos y europeos empiezan a decir “presente”.
Los empleados de hoteles y restaurantes coinciden en señalar que a la clase media la fueron corriendo con elegancia, remarcando los precios por las nubes.
Los argentinos experimentaron una pérdida de poder adquisitivo fenomenal desde mediados de 2022, que se terminó de hundir el 12 de diciembre último, cuando el gobierno aplicó una devaluación del 55% y el dólar se apreció 180%.
Ahí se empezaron a cancelar las reservas de argentinos en Punta del Este, coinciden los esteños.
Mientras los veraneantes argentinos empiezan a desaparecer, otro fenómeno se viene produciendo desde hace dos años, cuando 50.000 argentinos se transformaron en nuevos residentes, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Hay que cada vez más argentinos que adoptan la ciudadanía. El más notorio es Marcos Galperin, el fundador de Mercado Libre, que se radicó en Montevideo.
En diciembre se cayeron varias reservas para alquilar en esta época y para enero que ya estaban señadas. Para colmo, a la par de la devaluación se sumaron impuestos al dólar tarjeta.
Uruguay cuesta entre cuatro y cinco veces más que la Argentina. Y Punta del Este siempre se ubica, al menos, 25% arriba del resto del país en materia de precios.
Pero más allá de la llegada de turitas norteamericanos y europeos, el turista argentino de altos ingresos sigue siendo el que mueve el amperímetro en Punta.
Tiene presencia en casi un 80 por ciento de los 160 departamentos de la Trump Tower, el flamante edificio de 25 pisos, que mira a la Brava y en el que un apartamento oscila en 1.5 millón de dólares.
"La temporada va andar a tope, pero lamentablemente la clase media argentina no nos acompañará, al menos por un tiempo", dice a Clarín Rolando Rozenblum, presidente de la Cámara Empresarial de Maldonado.
En cambio, se están haciendo fuertes en Punta del Este otros huéspedes muy consumidores, como el gaúcho de Porto Alegre, y está empezando a ganar terreno el paulista de San Pablo.
Rozenblum explica que el argentino de alto poder adquisitivo sigue yendo a Punta del Este "sin que estos vaivenes económicos le hagan cosquillas. Ese argentino, que aquí es masivo, piensa en dólares, está desconectado del peso argentino, que en Uruguay ya no se acepta".
Pero el fenómeno no termina allí: una operadora inmobiliaria asegura que Uruguay “es caro hasta para los propios uruguayos que como nunca antes están viajando seguido y en masa a Buenos Aires y a otras ciudades de la Argentina. Se dio vuelta la tendencia y ahora es el uruguayo quien, favorecido por el tipo de cambio, cruza el charco”, declaró.
En el Uruguay, 100 dólares son cuatro mil pesos uruguayos. En cambio, en Argentina son casi 100 mil pesos. En Punta vale U$ 1,97 el litro de nafta, tres veces más que en la Argentina.
El presidente de la Cámara Inmobiliaria de Punta del Este, Javier Sena, confía igual en que la presencia argentina en la temporada será relevante. "Tenemos esperanza en que llegaremos a un 95 por ciento de ocupación", señala. Pero admite que los grandes ausentes serán lo integrantes de la clase media".