El sábado a la madrugada se desmoronó un sector de la barranca del río Colastiné que afectó a viviendas construidas fuera del anillo de defensa, específicamente en calle Ibira Pitá y el terraplén Garello.
Por tal motivo, la Municipalidad de Santa Fe colaboró con el traslado de vecinas y vecinos de los domicilios afectados e intimará al resto de los propietarios de casas de esa zona a que se retiren del lugar.
En esa zona está prohibida la construcción de viviendas fuera de los anillos de defensa. En ese sector, del terraplén Garello, son ocho las casas que se emplazan de manera irregular y corren peligro de derrumbe.
Los vecinos de las dos viviendas que fueron afectadas por el primer desmoronamiento debieron mudarse y la Municipalidad colaboró con las tareas. En tanto, este viernes 23 de febrero mantendrá una reunión con los vecinos para seguir coordinando asistencia para emplazarlos dentro de la defensa.
En ese sentido, Luis Mariano Cabal, director de Gestión de Riesgo de la Municipalidad de Santa Fe, indicó: “Las viviendas afectadas están ubicadas en zona de riesgo hídrico, por fuera de la defensa, en terrenos fiscales, sin ninguna autorización de construcción y muy cerca de una toma de agua que hay hacia el sur”.
En consonancia, el funcionario detalló que en sólo una de las viviendas vive una familia, en los otros casos, son casas de fin de semana. En uno de los terrenos “se derrumbó un quincho y parte del jardín. Mientras que la vivienda de al lado perdió la pileta y parte de un quincho”, indicó Cabal y advirtió que es muy factible que los derrumbes continúen, por tal motivo “desde la Municipalidad vamos a notificar a las 8 viviendas que están en peligro por estar sobre la barranca”.
Notificaciones
“Lo que vamos a hacer es notificar a esta gente a que se retire del otro lado de la defensa ya que se encuentran en una zona de riesgo hídrico”, aseguró Cabal. Cabe destacar, que en la mayoría de los casos, se trata de casas de fin de semana.
El terraplén Garello forma parte del sistema de defensa del Gran Santa Fe y viene soportando en los últimos años procesos erosivos producto del impacto de las corrientes provenientes de la confluencia del arroyo Ubajay con el río Colastiné.