Para el presidente Javier Milei, el retroceso en el dólar blue, que quedó este jueves a $1.000 para la compra, anticipa un descenso de la inflación. En el mercado se preguntan si además pone a su gobierno más cerca de ir hacia una dolarización.
De esta forma, con fuertes ventas de dólares por parte de los ahorristas para afrontar pagos, febrero se caracterizó por un “veranito” cambiario.
Los dólares libres cayeron hasta 15% en las últimas cuatro semanas, la baja porcentual más abrupta de los últimos 20 años.
Esta tendencia contrasta con una macroeconomía donde la inflación estimada para este mes se proyecta en torno al 15%/16%, y las tasas de interés son negativas en términos reales.
Para analistas del mercado, este movimiento se explicó principalmente por un exceso en la oferta de dólares y una caída de la demanda. Mucha gente salió a vender divisas, a tal punto que las cuevas se quedaban rápidamente sin pesos.
La tendencia se terminó por consolidar tras los esfuerzos del Ministerio de Economía por absorber parte del exceso de pesos que circulan, la licuación de ingresos de la población y el hecho de que las cotizaciones venían de tocar valores históricamente elevados durante los meses anteriores.
Las cuevas del microcentro porteño ofrecieron este jueves una cotización de $1.000 para la compra y $1.030 para la venta.
El mayor interés de los clientes que se acercan es vender divisas para afrontar vencimientos de fin de mes, como los pagos de tarjetas de crédito. Los gastos se dispararon con fuerza en los últimos tiempos de la mano de la escalada de precios.
Con el shock inflacionario que se vive, la gente no está teniendo capacidad de ahorro, porque los ingresos no lograron seguir los aumentos de precios.
"No hay pesos extra, ni para comprar dólares, ni para hacer un plazo fijo; es más, mucha gente necesita vender sus ahorros en dólares a los efectos de poder cubrir sus gastos”, señaló el analista financiero Christian Buteler.
Esta misma explicación puede aplicarse al dólar MEP, herramienta del mercado de capitales que le permite a los argentinos dolarizarse de forma legal y sin cepo cambiario.
Si la operación se lleva adelante mediante la compra-venta de bonos GD30, este jueves cotiza a $1036,27, un ligero avance de $5 frente al cierre anterior (+0,5%). Aun así, cierra febrero con una caída acumulada de $139,40 (-11,9%).
En cambio, el dólar contado con liquidación (CCL) se ve influenciado por otros factores.
En parte, porque se trata de una herramienta que permite girar los billetes a una cuenta bancaria fuera de la Argentina, por lo que suele ser demandada por las importadoras en tiempos de cepo.
Otro tanto, porque los exportadores están obligados a liquidar un 20% de sus ventas por esta vía (y el 80% restante al oficial mayorista), lo que suma oferta de dólares.
Hoy el contado con liqui con cedears cotiza a $1078,42, por lo que registra una suba diaria de $6,85 (+0,6%). No obstante, al observar el recorrido que hizo en el último mes, acumuló un retroceso de $170,53 (-15,8%).
Fernando Marull, economista de FMyA, dijo que esta cotización presenta en términos reales (descontada la inflación) el valor más bajo de los últimos cuatro años. Además, registró la mayor caída porcentual en 20 años.
El dólar paralelo cae por la fuerte oferta de dólares de los exportadores por el esquema 80/20, que liquida US$60 millones por mes. Esto se combina con una demanda que sigue contenida, tanto por las licitaciones del Bopreal [el bono para importadores] como por la baja estacionalidad de la demanda de las empresas.
La sociedad de bolsa Portfolio Personal de Inversiones (PPI) indicó que el CCL quedó en torno al valor promedio de los últimos 10 años, de $1069 en términos reales.
En un escenario optimista, el contado con liqui tendría espacio para seguir comprimiendo, ya que el promedio de 2017 (el mejor año de la gestión de Mauricio Macri), fue de $587 a precios actuales.
Sin embargo, todavía faltan fundamentos para volver a esos niveles, como una continuación positiva de los resultados fiscales y la presentación de un plan de estabilización.
La menor emisión de pesos junto con el resto de los factores que se conjugaron (menor demanda y mayor oferta), hizo que haya menos presiones sobre el tipo de cambio.
Es que la suba del dólar se da precisamente por el exceso de pesos que hay en la economía, ya que mucho de ese dinero se vuelca a la compra de divisas para protegerse de la inflación.