La coparticipación atraviesa uno de sus peores momentos justo cuando madura la discusión política entre Nación y provincias para reformarla: en marzo, la caída de la transferencia a las provincias y CABA fue del 28% real.
Contando en las remesas automáticas las leyes complementarias y compensaciones, en los primeros tres meses del año la merma llegaría al 19% real, lo que significa una importante reducción real de los ingresos fiscales.
La recesión hizo que los Ingresos de Nación se redujeran 9% real anual, pero los de las provincias (ligados a la coparticipación) se hundieron casi 23% real anual en marzo.
La explicación del descenso real interanual se centra, principalmente, en que la recaudación de ganancias se desmoronó en el orden del 41% y la de IVA del 18%.
En las provincias, los impuestos al consumo cayeron el mes pasado un 28%.
Y si no hubo una debacle fiscal fue porque el Impuesto País, que no es coparticipado y expira cuando se elimine el cepo, ya recauda $700.000 millones mensuales, con un 322% real de incremento anual.
El meollo de la fatiga del régimen de coparticipación federal, que llega a los tumbos desde la reforma constitucional de 1994, son las inequidades que se han ido gestando con el tiempo.
Sólo 10 provincias son aportantes netos.
En el otro extremo, Formosa, Santiago del Estero y Tierra del Fuego financian con la coparticipación casi la totalidad de su gasto público, siendo los distritos menos beneficiados CABA y Neuquén. Algunas jurisdicciones, como La Rioja, embolsan casi el doble de lo que aportan al pozo común, y destinan el 50% de lo que reciben de Nación a sueldos, según el titular de la Cámara de Diputados Martín Menem.
Un poco más abajo vienen Corrientes, Jujuy y Chaco.
Actualmente suman 14 las provincias que sacan más recursos de los que ingresan a coparticipar.
A la inversa, la relación entre los impuestos recaudados y la coparticipación recibida es desfavorable para la Ciudad de Buenos Aires, que se ubica en la peor posición: recibe algo más del 10% de lo recaudado, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Otros distritos que también reciben menos de lo que recaudan son Neuquén, Chubut, Buenos Aires, Córdoba y Santa Cruz.
Pocos incentivos para el desarrollo
La consultora Invecq -que dirigen los economistas Esteban Domecq y Santiago Bulat- afirma que “el esquema actual genera que muchas provincias tengan pocos incentivos al desarrollo e inversión de la actividad privada, dependiendo exclusivamente de los recursos de la Nación”.
Los números se tornan más controvertidos cuando se compara la coparticipación per cápita, donde la provincia de Buenos Aires aparece como una de las que menos recursos recibe en el reparto, y la Ciudad de Buenos Aires le sigue en la suma de ingresos tributarios y de transferencias corrientes y de capital. Las tres cuartas partes de sus ingresos provienen de recaudación propia.
La provincia de Buenos Aires recibe más de la mitad de sus ingresos del Gobierno nacional, mientras que menos del 50% lo reúne con recaudación propia y otros ingresos internos.
Hay casos como el de Neuquén, que recibe la cuarta parte de recursos de Nación, mientras que la mayor parte de sus ingresos provienen de regalías por la actividad hidrocarburífera y otros ingresos propios, y otra cuarta parte por recaudación propia.
Contrastan con lo que les toca por habitante a Tierra del Fuego, Catamarca, Formosa, La Rioja, La Pampa y Santa Cruz.
Les caben sin embargo las generales de la baja performance a las 24 provincias y a los 1.300 municipios, que arrancaron con las reformas para desratizar y desregular.