La mezcla de sentimientos que experimentamos tras vivir un pico emocional tiene un nombre y una definición: la resaca emocional. Básicamente, todos aquellos acontecimientos que drenan la energía mental en un corto periodo de tiempo pueden dar lugar a la resaca emocional.
Cuando nos vemos desbordados por un acontecimiento de gran intensidad emocional, positiva o negativa, las secuelas de las emociones pueden tardar un tiempo en expresar sus efectos, señaló la psicóloga italiana Lara Franzoni. “Pensemos en un acontecimiento estresante o aterrador (por ejemplo, atropellar a alguien en un coche), negativo (una pelea con un amigo) o, incluso, positivo (la satisfacción tras un gran esfuerzo laboral): todos estos excesos emocionales proporcionan un tiempo en el que la mente y el cuerpo buscan de nuevo el equilibrio a través de la recuperación”, dijo.
En tanto, alertó acerca de que la resaca emocional también puede producirse en momentos que normalmente no consideraríamos problemáticos, como una larga conversación con un amigo que está enfermo y al que intentamos ayudar ya que puede absorber mucha energía mental sin que nos demos cuenta, para más tarde darnos cuenta de que estamos nerviosos o cansados sin saber por qué.
Otro ejemplo de resaca inesperada es la que sigue a un rechazo: no ocurre todo el tiempo ni a todo el mundo, pero el dolor del rechazo puede desencadenarse incluso tras un breve conocimiento y puede dejar a las personas emocionalmente perturbadas, incluso en ausencia de una fuerte implicación.
En la práctica, la resaca emocional se produce siempre que hay una disparidad entre nuestros recursos emocionales y las demandas recientes de nuestro entorno, que intentamos satisfacer de todos modos, sólo que entonces necesitamos un breve tiempo de “convalecencia” para recuperarnos del agotamiento mental y físico. El término, no por casualidad, se toma prestado de posresaca, porque como en el caso del consumo excesivo de alcohol, los efectos nocivos se extienden en el tiempo y se manifiestan en efectos físicos y mentales y en un retraimiento de las actividades habituales.
Cómo reconocer la resaca emocional a través de sus signos
La resaca emocional se presenta como una combinación de agotamiento físico y agotamiento emocional, es decir, una sensación de agotamiento total, aunque sea breve. Sin embargo, los signos de la resaca emocional también incluyen irritabilidad o somnolencia o sensación de confusión, u otros signos de estrés como tensión muscular o dolores de cabeza.
Agotamiento y resaca no son lo mismo. A diferencia de las crisis emocionales que tienen un alcance más global, la resaca es un acontecimiento más limitado en el tiempo y no está vinculado a dinámicas continuas. El agotamiento emocional debido a una relación disfuncional o a un largo periodo de sobrecarga laboral no es una resaca, que en cambio se manifiesta de forma más abrupta y estrechamente vinculada a acontecimientos recientes.
¿Se puede prevenir la resaca emocional?
El autoconocimiento es importante porque permite ser consciente de las propias reacciones emocionales, de los propios límites y de las estrategias útiles y no destructivas que acuden en nuestra ayuda cuando estamos emocionalmente desbordados. Para algunos será más útil pedir ayuda práctica, para otros una técnica de respiración, y para otros poder dedicar el tiempo de relajación adecuado para la recuperación tras la resaca. La psicóloga recomienda:
- Encontrar un lugar seguro donde sentirse protegido. A veces la resaca emocional se produce después de habernos sentido amenazados en nuestra seguridad. En este caso, la recuperación debe ser primero una recuperación de nuestra sensación de seguridad y calma.
- Darse un tiempo: ya sea una ducha tranquila, un paseo o descansar en el sofá, el tiempo de recuperación es variable y corto, pero útil para recuperar fuerzas. Esta sensación dura unas horas, en algunos casos un día, pero no es un estado estable, no es un agotamiento que perdure en el tiempo.
- Es importante observar si los signos de fatiga continúan: en este caso, es necesario pedir ayuda y apoyo. Lo mismo ocurre si no tenemos claro por qué ocurre o si no tenemos la sensación de haber afrontado algo más estresante de lo habitual. Del mismo modo, un acontecimiento no sólo estresante, sino traumático, es una condición que requiere una atención seria porque puede implicar síntomas reales que pueden alterar el equilibrio psicofísico de una persona mucho más allá de unas horas.