Canciones, películas, telenovelas y toda una cultura romántica nos enseñó que el primer amor es imposible de olvidar, algo que comúnmente quedó instalado en el imaginario social y que hoy es respaldado por la ciencia gracias a la investigación de la especialista en neurociencia Cristina Aguillón Solís, profesora de la FES Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En este sentido, la antropóloga de la Universidad de Rutgers, Nueva Jersey, Helen Fisher, indicó además que cuando sentimos la ausencia de la persona que amamos surge síndrome de abstinencia que el cuerpo estaba acostumbrado a una cantidad de dopamina que ahora no tiene.
Dentro de este contexto se suma la investigación del Ayala Malach Pines, de la Medical School for International Health de Ben Gurion, Israel quien asegurá que cuando las mujeres se enamoran automáticamente comienzan a segregar dopamina y activan parte del cerebro que comparten con la memoria y la rememoración.
Porqué es imposible olvidar el primer amor, según la UNAM
La especialista en neurociencia Cristina Aguillón Solís, profesora de la FES Zaragoza de la UNAM, habló con el sitio web UNAM Global y detalló que el primer amor es imposible de olvidar porque “en la parte más profunda de nuestro cerebro encontramos el sistema límbico, que se encarga de nuestras emociones y es donde también nace el amor. Al enamorarnos por primera vez, esa sensación placentera queda grabada en el hipocampo. Y no sólo queda grabada la sensación o el enamoramiento, sino los lugares, lo que se vivió, la nostalgia. Es similar a cuando tu mamá te hacía de comer y recuerdas el aroma de la comida. Nuestro cerebro tiende a quedarse con aquello altamente emocional y el primer amor es rico en ello”, señala Aguillón Solís.
Asimismo la antropóloga Helen Fisher distinguió tres etapas durante el surgimiento del primer amor, a las cuales las llamó: atracción sexual, amor romántico y apego.
“El primer amor es una experiencia inolvidable, que puede ser placentera o llena de situaciones negativas. Pero la ventaja es que nos deja un aprendizaje, porque ese amor nos modifica y cambia la forma en la que actuamos”, agregó la neurocientífica Cristina Aguillón.