El presidente Javier Milei encabezó este domingo la Conferencia de Política de Acción Conservadora (CPAC) en la ciudad de Camboriú, en Brasil, donde hizo una defensa a ultranza de su plan económico, cargó contra el socialismo y denunció que Jair Bolsonaro sufre "una persecución judicial". El exmandatario brasileño compartió el escenario con el economista libertario.
Acompañado de su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y del vocero Manuel Adorni y el ministro de Defensa, Luis Petri, el jefe de Estado subió al escenario cerca de las 17 horas y comenzó un aireado discurso en defensa de la libertad económica y en contra de los gobiernos socialistas. “Hoy quiero hablarles de la receta económica y cultural del socialismo en América Latina, de que ellos están equivocados y nosotros tenemos razón”, dijo en primer lugar.
“En primer lugar, es notable que los socialistas comienzan con un periodo de bonanza económica, en un contexto de cuentas públicas ordenadas y precios de commodities en alza. En este primer momento, la economía crece, la sociedad gana en poder adquisitivo, el Estado recauda y el Banco Central acumula reservas", enumeró, para luego señalar que, acto seguido "los socialistas se enamoran de la popularidad generada por la bonanza que heredaron, se asustan de que no vaya a ser eterna y aumentan indiscriminadamente el gasto público para sostenerla”.
El mandatario argentino aseguró que, en esos contextos, los gobierno socialistas avanzan “subsidiando tarifas y servicios, aumentando el empleo público y repartiendo dádivas de distinto tipo, lo cual etiquetan como ‘inclusión social’”. Sin embargo, "cuando la plata se acaba, empiezan a aumentar los impuestos para recaudar más, pero a costo de contraer la actividad y reducir la inversión”.
Luego señaló que cuando no pueden recurrir al endeudamiento o a la creación de nuevos impuestos "recurren al por de todos los males, que es la emisión monetaria, destruyendo así el valor de su moneda y condenando a toda su sociedad a la pobreza”. Según dijo, se trata de un mecanismo para "tener cautiva" a la sociedad y "mantenerse en el poder". El costo "tarde o temprano, lo paga la gente".
"Una y otra vez, la historia demuestra que los mismos que se llenan la boca hablando de la democracia, de pluralismo y de opresión, son los que están dispuestos a romper las reglas e incluso interrumpir el orden constitucional para atrincherarse en el Palacio cuando el pueblo reclama un cambio", cuestionó el presidente argentino y enarboló una serie de ejemplo: "Miren a Venezuela que ya no queda ni un solo gobierno sensato en el mundo que no reconozca que es una dictadura sanguinaria; miren lo que pasó en Bolivia en el 2019, cuando Evo Morales se obstinó con un tercer mandato inconstitucional; miren la persecución judicial que sufre nuestro amigo Jair Bolsonaro aquí en Brasil”.
A continuación, habló sobre el presente económico y político de Argentina, donde aseguró que "soplan vientos de cambio", y le preguntó a los presentes: "¿Se imaginaron que alguna vez iban a ver a alguien como yo sentado en el sillón de Rivadavia? ¿A algún liberal libertario como presidente de algún país?", dijo y agregó: "La sociedad por primera vez en décadas rechaza el modelo estatista, que se agotó después de acumular montañas de miseria. La sociedad le está diciendo basta al socialismo del siglo XXI".