Interés General - Gastronomía

Sábado 24 de Agosto de 2024 - 18:45 hs

Revuelto Gramajo: quién lo inventó, porqué se llama así

Es una de las minutas más populares de la Argentina: se prepara con papas, huevo y jamón..

El revuelto gramajo ha sido el centro de un apasionante contrapunto de alcance internacional e histórico acerca de su origen, a pesar de ser un plato típico de bodegones, tan sencillo como una minuta.

Gramajo es un apellido, que puede corresponder a unos hermanos de la noche porteña, que salieron del paso con una receta simple (huevos revueltos con papas cortadas en finas tiritas, arvejas y jamón cocido), propagada como reguero por ambas orillas del río de la Plata, a fines del siglo pasado.

O bien corresponder a una leyenda sobre la campaña del Desierto narrada por el historiador Félix Luna en "Soy Roca", sino fuera porque el mismo autor la desmintió. El plato que el retato le atribuía a un oficial de alto rango de apellido Gramajo habérselo servido al jefe de la campaña había sido preparado con jamón, papas y huevo.

La anécdota circuló profusamente en algunas fuentes gastronómicas, hasta que Luna salió a aclarar que era pura ficción. Según Daniel Balmaceda, estudioso del costumbrismo de la sociedad argentina en gastronomía, el creador del plato tenía el apellido Gramajo.

¿Cuál de ellos? No se trataba de Artemio, el coronel santiagueño de dos veces presidente argentino, sino aparentamente de un "dandy de los años 30, intimo amigo de ´Macoco Alzaga Unzué´. Cita al  periodista gastronómico Miguel Brascó y cuenta que el plato fue alumbrado en un hotel de París.

Estando en la capital francesa, Arturo Gramajo quiso comer a deshoras y el personal del alojamiento le informó que las cocinas estaban cerradas.

Dispuesto a todo para saciar su apetito, hizo pesar su condición de huésped adinerado y obtuvo paso franco a los dominios del cocinero. Aun así, Alejandro Maglione, extinto periodista gastronómico y alma mater de la cofradía Los Gramajos, grupo de fervientes fanáticos del revuelto gramajo clásico, daba por segurísimo que el plato era oriundo de Buenos Aires.

Huevos a la gramajo

Junto a Miguel Brascó, ubicaron el inicio de la popularidad de revuelto Gramajo al comienzo de los años 30, cuando se lo conoció como huevos a la Gramajo, por los hermanos Arturo y Horacio.

Lo servían también en Dambleē Brasserie, en Av. Rivadavia, como plato integrado por papa pai bien finita y crocante, huevo revuelto cocinado jugoso y jamón cocido natural que pasan previamente por sartén. 

El restorán mezclaba tradiciones españolas y portuguesas, con especial cuidado en pescados y mariscos de calidad.  Ni París ni Buenos Aires, como sucede con costumbres populares que se proyectaron al estrellato internacional, como el tango o Carlos Gardel, emergió un gramajo en su "versión original uruguaya".

Y se constituyó en un verdadero clásico, capaz de deleitar a "los paladares más exigentes", como quiere el lugar común, tanto como a los más modestos. Acerca de dónde se lo preparó por primera vez, en Uruguay no tienen dudas: Montevideo​.  Fue hace 50 años en el céntrico Bar Luzón (Yaguarón 1422), y por las manos del cocinero Gustavo Ibarra.

Resultó ser que un comensal habitué, Ramón Mérica, periodista del diario el Día, le sugirió que preparara un gramajo. "Si yo supiera qué es eso, a lo mejor lo podría hacer", fue la respuesta del entonces joven principiante. Ese día, y con la venia de los propietarios del lugar, Marcelino Figueiras y 'Pepe' Souto, el famoso chef contó al aspirante a cocinero la historia del gramajo y lo instruyó en su preparación.

Ibarra siguió las directrices del reportero y poco después humeaba sobre la mesa el primer gramajo elaborado en un establecimiento montevideano donde a partir de ese momento se hizo muy popular en la ciudad.

Aparentemente la primera publicación de la receta en un libro habría tenido lugar en 1940 (aunque existe la posibilidad de que haya sido en la edición de 1937), en la penúltima edición de La perfecta cocinera argentina, el libro de cocina que Susana Torres de Castex, una dama del patriciado, escribió y publicó bajo el seudónimo de Teófila Benavento por primera vez en 1888″.

Lo cuenta la semióloga Carina Perticone, investigadora de la gastronomía argentina, en su introducción al recién presentado Cocina porteña: 170 recetas del bar notable Los Galgos.

El coronel Gramajo

Entre tantos edecanes presidenciales, el mítico Artemio Gramajo fue uno de los más conocidos debido a que su relación con Julio A. Roca avanzó más allá de lo protocolar.

Se conocieron mucho antes de que el tucumano accediera a la presidencia. 

Gramajo era santiagueño y acompañó a Roca en los dos mandatos. La amistad se mantuvo en los años siguientes, hasta 1914, cuando ambos murieron.

En Soy Roca, la celebrada novela histórica, Félix Luna construyó su amistad a partir de un lechón asado. Esas son licencias que puede darse el novelista. Pero hubo un párrafo que quedó marcado a fuego:

“Desde ese momento supe que sería mi amigo para siempre. Lo fue en la buena y en la mala fortuna, siempre discreto y servicial, afectuoso, caballeresco, valiente, bromista; y también glotón y amarrete”. 

“Durante mi primera presidencia, lo designé mi edecán y después lo siguió siendo con o sin nombramiento. Pasará a la historia por nuestra amistad, que lo convirtió durante décadas en mi alter ego, pero también por haber inventado el revuelto que lleva su nombre y se ha convertido en un plato común de los restaurantes de Buenos Aires”.

De esta manera, Félix Luna estampó la historia del revuelto Gramajo y aún sigue contándose, a pesar de que el propio historiador se encargó de aclarar varias veces que la relación entre el edecán y el revuelto fue producto de su creatividad al servicio de la ficción. 

Incluso se ha dicho -para colorear el simple comentario de Soy Roca - que el soldado sibarita inventó el plato en medio de la Campaña del Desierto, un día que pasaban hambre y solo había para comer unos huevos, jamón, papas y alguna cebolla.

Receta

Ingredientes

  • 4 huevos
  • 50 g de jamón cocido
  • Sal y pimienta
  • 1 cebolla
  • 2 papas
  • Perejil picado
  • 1 taza de arvejas cocidas

Preparación

Paso 1

Las papas pay. Cortar las papas peladas con una mandolina, bien finitas. Si no se dispone de una, cortarlas en finas lonjas y luego en finas tiras. Secar en un lienzo.

Paso 2

Cortar la cebolla en pluma (medio aro) y el jamón en juliana (tiras finas).

Paso 3

Batir los huevos con sal y pimienta.

Paso 4

Rehogar la cebolla en una sartén con aceite. Sumar el jamón.

Paso 5

Agregar los huevos y revolver.

Paso 6

Añadir las arvejas y las papas.

Paso 7

Servir y espolvorear con perejil.

Fuente: NA - Clarin