Los beepers, o buscapersonas, son dispositivos inalámbricos que permitieron la comunicación a través de mensajes de texto cortos antes de la popularización de los teléfonos celulares. Patente en 1949 por Alfred J. Gross, estos dispositivos se hicieron muy comunes entre profesionales como médicos, empresarios y miembros de fuerzas de seguridad desde la década de 1980 hasta principios del siglo XXI.
Los beepers funcionan mediante señales de radio y se dividen en dos categorías: los receptores, que solo reciben mensajes, y los de doble vía, que permiten responder pero con capacidades limitadas en comparación con los teléfonos inteligentes. Estos aparatos fueron especialmente útiles para situaciones de emergencia donde las llamadas no podían ser respondidas de inmediato.
A pesar de la disminución en su uso debido a los teléfonos inteligentes, los beepers aún son relevantes. Su capacidad para operar en frecuencias altas les permite enviar mensajes a largas distancias, y su duración de batería puede ser de hasta 85 días, lo que los hace ideales para áreas remotas. Además, no son rastreables por GPS, lo que resulta atractivo para ciertos grupos.
Recientemente, se ha visto un aumento en el uso de beepers por parte de organizaciones como Hezbolá. Después de sufrir un ataque mortal en 1996 que involucró la explosión de un teléfono móvil, el grupo decidió que los teléfonos eran vulnerables a la vigilancia. Hassan Nasrallah, el líder de Hezbolá, ha advertido que los teléfonos móviles pueden ser utilizados como herramientas de espionaje, lo que llevó a una reevaluación de su comunicación.
Según informes, Hezbolá ha adquirido cerca de 5.000 beepers, lo que generó preocupaciones sobre su seguridad. Los dispositivos en cuestión incluyen el Rugged Pager AR-924, que es resistente y adecuado para las condiciones en Líbano, donde las interrupciones eléctricas son comunes. Este modelo permite recibir mensajes de hasta 100 caracteres y es considerado una herramienta valiosa para el grupo.
Sin embargo, el reciente aumento en la actividad de beepers también ha puesto de relieve una violación significativa de seguridad para Hezbolá. Expertos en seguridad han señalado que la introducción de estos dispositivos puede resultar en una reevaluación interna de su protocolo de comunicación y puede distraer al grupo de otras preocupaciones, como sus conflictos con Israel.
Las investigaciones han llevado a las autoridades a inspeccionar la empresa fabricante, Gold Apollo, para entender mejor su implicación en la situación. El escándalo podría resultar en una crisis de confianza dentro de Hezbolá, obligándolos a revisar su aparato de seguridad de manera rigurosa.
En resumen, aunque los beepers pueden parecer tecnología obsoleta, su uso en situaciones específicas como la comunicación en áreas remotas y su capacidad para evadir la vigilancia moderna los mantienen en juego. La dinámica de su uso por grupos como Hezbolá destaca la importancia de la comunicación segura en entornos de alta tensión.