Este 15 de noviembre, Santa Fe cumple 451 años de vida. En este contexto, te traemos cuatro lugares de la ciudad que fueron historia y lo siguen siendo gracias a políticas que los recuperaron y refuncionalizaron.
¿Quién no pasó alguna vez por la puerta de la Casa de la Cultura y admiró su infraestructura? Este palacete francés, construido en 1910, vivió épocas de esplendor y transformación. Desde ser la casa de la familia Leiva hasta convertirse en un ícono cultural.
Hoy, después de su restauración en 2019, es un punto de encuentro para el arte y la comunidad.
¿Sabías que un ciclón y un incendio provocaron que fuera reconstruido en dos ocasiones? Esta es un poco de la historia de El Molino.Fábrica Cultural.
Fundado a finales del siglo XIX, el Molino Franchino ha sido un pilar de la industria harinera en Santa Fe. Su ubicación estratégica, junto al ferrocarril y el puerto, lo convirtió en un centro vital para el comercio de granos.
A lo largo de los años, el molino enfrentó varios desafíos, incluyendo ciclones e incendios, pero siempre resurgió. Hoy, tras una innovadora intervención urbana, se transforma en Fábrica Cultural, un espacio de encuentro y creación para la comunidad.
Diseñado por talentosos arquitectos, el Molino ahora ofrece un lugar accesible y multifuncional, donde arte, trabajo y vínculos sociales se unen. Con espacios para la fabricación, artesanías y cooperativas, celebramos la historia y el futuro de este emblemático edificio.
En el medio de la modernidad del puerto santafesino, se mantiene en pie un edificio que marca contraste de una ciudad con miras al futuro, pero con un fuerte pasado. Construido en la década de 1920 en el Dique II del Puerto de Santa Fe, el ex Molino Marconetti es un símbolo de la historia económica de nuestra provincia.
Su reciente puesta en valor ha sido un homenaje a su legado, conservando las guías internas y respetando su fachada y estilo originales. Hoy, este emblemático edificio alberga el Liceo Municipal, convirtiéndose en un espacio vital para la educación.
Desde 2014, se trabajó en la recuperación de espacios públicos, y en 2018, este proyecto recibió un premio nacional por su destacada arquitectura.
La joya más joven de la ciudad es la Casa de Sor Josefa y Clusellas, un espacio que destaca el rol de la mujer y su impronta en la sociedad y la cultura santafesina,
Construida en 1850, esta casa fue el hogar de la talentosa pintora Josefa Díaz y Clusellas durante su infancia y juventud. Es uno de los pocos ejemplos de arquitectura doméstica de la época, con su icónico ángulo en la esquina y doble puerta, típico de los comercios de antaño.
Situada originalmente frente al puerto, Josefa capturó las escenas diarias de este vibrante lugar desde la terraza de su hogar.
"Resaltamos su condición de mujer, pintora, ciudadana santafesina con una actividad social muy fuerte y muy importante a lo que era el rol de la mujer en la segunda mitad del siglo XIX. Fue la primera pintora santafesina con firma" contaron desde el espacio recientemente renovado.