La época de las Fiestas suele ser un momento de relajación frente al mantenimiento de unos hábitos de alimentación saludable debido a los cambios de rutina, la falta de unos horarios regulares, los encuentros familiares, las comidas copiosas, las largas sobremesas, los dulces y productos tradicionales navideños, el elevado número de horas sin hacer actividad física, etc.
En conjunto, la tendencia al exceso sostenido es evidente. Pero hay unas cuantas medidas para adoptar durante este periodo que incluyen prácticas saludables y compatibles con unas fiestas alegres.
1. Comprá con la cabeza y no con la panza
No es aconsejable ir a hacer las compras para las comidas navideñas con hambre. Planificalas bien y tratá de no comprar más de lo que necesitás. Procurá que todos los grupos de alimentos estén representados equilibradamente y evitá el desperdicio provocado por la sobrecompra.
2. Sé original y saludable en la cocina
Si sos el anfitrión de la fiesta, intentá preparar aperitivos más ligeros, que incluyan bastoncitos de verduras, fruta, frutos secos, etc. Podés conseguir unos aperitivos saludables a la vez que divertidos que resulten atractivos para los niños. Una brocheta de tomate cherry con un dado de queso, una pequeña tostada de pan integral con puré de legumbres (tipo hummus) ensalada con aceite de oliva, unos vasitos de crema de verduras de dos colores (remolacha y calabaza, brócoli y zanahoria, etc.).
3. Bebé con placer y moderación
Las bebidas alcohólicas y los refrescos azucarados son una fuente calórica de la que no hay que abusar. Que siempre haya agua en la mesa; si querés hacerla festiva añadí a la jarra rodajas de cítricos, frutos rojos o ramas de menta o probá con infusiones originales, calientes, tibias o frías.
4. Comé un poco antes de sentarte a la mesa
Si estás seguro de que la comida empieza tarde, no es recomendable llegar con mucha hambre. Una pieza de fruta o un yogur alguna hora antes son opciones adecuadas para no empezar hambriento y con predisposición a hartarse desde los aperitivos. Y en la tabla, por festiva que sea, que no falte una buena ensalada.
5. No hay que probarlo todo en los banquetes y fiestas
Hay que ser selectivo y escoger los alimentos que más te gustan. Si se trata de un buffet, es aconsejable pasear alrededor de la mesa para conocer toda la oferta antes de poner algo en el plato. Al servirte, si los platos no son muy grandes, tenderás a llenarte menos.
6. La distancia ayuda en la moderación
En un aperitivo de pie, es mejor no detenerse al lado de la mesa donde está la comida; distraídos por una conversación y un ambiente agradable, seguramente acabarás picando más que para el hambre que tenés realmente.
7. Dale tiempo a la comida
Masticá bien los alimentos y comé poco a poco, la sensación de saciedad será más notable y evitarás comer más de la cuenta. Hay que procurar que el plato de los niños se llene poco a poco para que, llevados por la euforia, no ingieran las comidas y dulces navideños más rápido de la cuenta.
8. Repetí con la cabeza
Pensá dos veces antes de repetir ya que tu estómago tarda unos minutos a comunicarle al cerebro que no tiene más hambre. Lo que hace falta es tomarse un descanso de diez minutos, conversar, beber un poco de agua, etc. antes de tomar la decisión de comer otra vez.
9. Redefiní los postres
Los típicos postres navideños se han de comer, pero en porciones pequeñas. Pensá también en combinarlos con alternativas más ligeras: un vaso de macedonia perfumado con cava para los adultos, o con yogur y canela para los más pequeños, granada con jugo de naranja, un platito de requesón, cuatro frutos secos, etc. Y sobre todo, una vez acabada la comida guardá todos los dulces en un armario hasta la próxima comida, no los dejes a la vista, pues acabarás comiendo más de lo conveniente.
10. Hacelo bajar
Un paseo después de las grandes comidas también es una buena manera de ayudar a digerir y rebajar algunas de las calorías ingeridas. Si comés fuera de casa podés volver caminando, o estacionar el coche a diez minutos de tu destino.
11. Moderá ciertos ingredientes
Cociná platos buenos y placenteros a la vez que saludables y equilibrados. Podés ser creativo con recetas que usen pocas grasas saturadas y azúcares, no hay que eliminar pero tampoco abusar.